La agricultura está evolucionando hacia métodos de producción más intensivos y rentables, así como más sostenibles. Una de las últimas corrientes es lo que se conoce como olivar superintensivo u olivar en seto.
Este sistema busca dar solución a los principales problemas que se encuentran los agricultores en el cultivo tradicional de olivo y aumentar la calidad y la producción de aceite incluso en un momento en el que las condiciones climáticas están cambiando.
¿En qué consiste el olivar en seto?
Estamos hablando de un método de cultivo intensivo que se puede aplicar a diferentes tipos de olivo. Consiste en plantar los árboles formando hileras o filas muy densas y estrechas, creando una estructura que se asemeja a un seto o un muro vegetal (de ahí el sobrenombre de esta técnica).
Se viene aplicando desde hace unos 30 años y es una evolución de los sistemas de cultivo tradicionales, cuyo objetivo es aumentar el rendimiento de los árboles y facilitar la mecanización del proceso de recolección.
Características de la técnica del olivar en seto
Estos son los rasgos que identifican a este cultivo:
Plantación densa y alineada
Los árboles se plantan en hileras muy próximas entre sí, con una distancia que suele ser de entre tres y cuatro metros entre las hileras y entre 1,2 y 1,5 metros entre los árboles que conforman cada hilera.
Mientras que en el cultivo tradicional los árboles disponen de espacio para crecer libremente, en el olivar en seto el crecimiento está mucho más controlado y se recurre frecuentemente a la poda para mantener un porte bajo de los olivos, a fin de facilitar después la recogida de la aceituna. Lo habitual es que el olivo no crezca más de dos o tres metros.
Uso de variedades específicas
Esta técnica da mejores resultados cuando se utilizan variedades de olivos que son más pequeñas y tienen un crecimiento más compacto, como la Arbequina, la Arbosana o el Koroneiki.
Mecanización del proceso
Una de las grandes ventajas de esta forma de plantación es que la disposición y tamaño de los olivos facilita el uso de maquinaria agrícola, especialmente durante la fase de recolección.
En este caso se utilizan máquinas cosechadoras diseñadas específicamente para esta tarea, que son capaces de pasar entre las hileras de árboles y sacudir sus ramas para poder recoger las aceitunas sin dañar al árbol.
Sistema de riego
Dado que se busca la máxima capacidad productiva posible con un mejor uso de los recursos disponibles, lo habitual es emplear un sistema de riego por goteo. Porque así se evita el desperdicio de agua y se asegura que cada árbol va a recibir la cantidad justa de agua y nutrientes que necesita para crecer.
Mayor producción
La combinación de alta densidad de plantación, junto con una poda adecuada y el uso de sistemas de riego eficientes, da como resultado una mayor producción de aceituna por hectárea que con otras técnicas de cultivo.
Menor uso de pesticidas
La estructura de hileras que se crea con la técnica del olivar en seto da lugar a un microclima que protege a los árboles frente a las enfermedades y reduce la aparición de malas hierbas, lo que implica que no es necesario acudir a los pesticidas con tanta asiduidad como en los cultivos tradicionales.
¿Qué se consigue con el olivar en seto?
Que esta técnica de producción se haya popularizado en unas pocas décadas es debido a que a través de ella se logran varios objetivos de gran importancia en el campo de la agricultura.
Aumento de la productividad
Su finalidad principal es conseguir que la producción por hectárea sea mayor que con otros métodos de plantación.
Al disponer los olivos densamente y optimizar su forma, se le saca más partido al terreno disponible y la cosecha es mayor.
Reducción de los costes de producción
Esta forma de plantar olivos facilita la mecanización de tareas, permitiendo ahorrar en mano de obra. Además, la recolección mecanizada permite recoger las aceitunas de manera rápida y eficiente, disminuyendo el riesgo de que se echen a perder y garantizando la máxima calidad del aceite producido porque la oliva se ha recogido en el punto exacto de maduración.
Facilitar una recolección rápida y eficiente
En el sistema tradicional de cultivo de olivos, la recolección es una tarea que se hace de forma manual y que resulta tediosa y costosa, porque está sujeta a factores como el clima, el estado del terreno y la disponibilidad de mano de obra. Sin embargo, el olivar en seto permite usar medios mecánicos y hacer la recolección de forma rápida y eficiente.
Mayor control del cultivo
Esta es una forma de cultivo intensivo y una forma de buena gestión del campo, porque en todo momento el agricultor controla las condiciones de su cultivo, incluyendo aspectos básicos como el riego, la poda o la sanidad vegetal. Esto da como resultado una mejor calidad del fruto y, en consecuencia, del aceite elaborado con el mismo.
Sostenibilidad y eficiencia de recursos
El olivar en seto permite hacer un uso más eficiente del agua a través del riego por goteo, algo que es especialmente importante en regiones en las que la escasez de agua es habitual.
También permite hacer un uso más moderado y eficiente de fertilizantes y productos fitosanitarios, lo que minimiza el impacto ambiental y contribuye al cuidado del entorno.
¿Qué ventajas tiene el olivar en seto?
Esta forma de cultivo tiene una serie de ventajas que la hacen destacar frente a las técnicas tradicionales:
- Alta densidad de plantación. Se pueden plantar hasta 2.000 olivos por hectárea, mientras que en el sistema tradicional no suele haber más de 300 árboles por hectárea.
- Recolección mecanizada. Que permite hacer el trabajo de recolección de manera más rápida y eficiente, así como ahorrar en mano de obra.
- Mejor control de plagas y enfermedades. Esta forma de distribución de los árboles en el terreno facilita el manejo fitosanitario.
- Mayor rentabilidad. Aunque la inversión inicial es alta, la productividad que se logra, así como la reducción de costos a largo plazo, consiguen que el sistema sea más rentable que el cultivo tradicional de olivos.
El olivar en seto es un sistema de cultivo intensivo que cada vez se extiende más a nivel global. Aunque también plantea algunos desafíos como la mayor dependencia de la mecanización o la reducción la vida útil de los árboles, consigue mejorar tanto la cantidad como la calidad de la producción, de ahí su éxito.