El pepinillo del diablo es una planta muy curiosa, que seguro que te sorprenderá. Si bien a simple vista puede parecer normal y corriente, lo cierto es que es una de las que apetece tener, ya sea en el jardín o en maceta.
Y es que su nombre común no se le ha dado sin motivo, sino por la forma que tiene de dispersar sus semillas. ¿Quieres saber cómo lo hace?
Origen y características
Nuestra protagonista es una planta herbácea perenne originaria de la Región Mediterránea y de la Macaronesia cuyo nombre científico es Ecballium elaterium. Popularmente se la conoce como pepinillo del diablo, y desarrolla tallos rastreros, con hojas acorazonadas en forma triangular, con el envés áspero pero no espinoso.
Las flores son amarillentas, ligeramente acampanadas, compuestas por cinco pétalos y cuyo diámetro es de unos 2,5cm. El fruto es ovoide péndulo, de 4 a 5cm de longitud, que está sostenido por un largo pedúnculo que poco a poco se va hinchando hasta que la presión interior lo rompe. Al hacerlo, el fruto cae al suelo mientras las semillas salen dispersadas con tanta potencia que pueden alcanzar una distancia de hasta tres metros.
Es una planta tóxica. En grandes dosis puede causar la muerte.
¿Cuáles son sus cuidados?
Si quieres tener un ejemplar, te recomendamos proporcionarle los siguientes cuidados:
- Ubicación: exterior, a pleno sol o en semisombra.
- Tierra:
- Maceta: sustrato de cultivo universal.
- Jardín: crece en todo tipo de suelos, pero prefiere los que tienen buen drenaje.
- Riego: 3-4 veces por semana en verano, algo menos el resto del año.
- Abonado: desde primavera hasta finales del verano con un abono orgánico, líquido si está en maceta o en polvo si está en el suelo.
- Poda: se han de quitar las hojas secas.
- Multiplicación: por semillas en primavera.
- Rusticidad: soporta el frío de hasta los -4ºC.
En este vídeo (a partir del minuto 2) podrás ver cómo salen las semillas:
¿Conocías al pepinillo del diablo?