Hay una serie de plantas que son realmente curiosas. Ellas para poder mantenerse con vida, consiguen pasar desapercibidas. Y lo hacen tan bien, que al verlas puede costar mucho diferenciarlas de aquellas que crecen a su alrededor.
La cuestión es, ¿cómo es eso posible? Pues aunque la respuesta todavía no está clara, los científicos ya tienen alguna idea de ello: y es que ciertamente, hay plantas que se disfrazan.
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Muérdago
Imagen – Wikimedia/John Tann // Casuarina cunninghamiana en su hábitat natural en Australia.
Vamos a empezar con una que vemos especialmente en Navidad y que muchos utilizan para decorar: el muérdago. Este es el nombre que se le da a una serie de plantas parásitas, como el Viscum album que crece en Europa, o el Phoradendron leucarpum que es de América. Pero si hay unas que cuenten con un disfraz increíble, son las variedades australianas, como la Amyema cambagei o la Dendrophthora homoplastica.
¿Qué tienen de especial? Pues que son capaces de producir las mismas hojas que el árbol que parasitan, según este estudio publicado en Wiley Online Library. Y no me refiero solo al tamaño o color, si no también a la forma y a la disposición. Por ejemplo, la Amyema imita a las hojas de la Casuarina cunninghamiana, mientras que el Dendrophthora lo hace de las del Eucalyptus shirleyi. Pero, ¿qué consiguen con esto? Evitar ser comidas, claro. Sin duda, tienen una estrategia muy singular.
Boquila trifoliolata
Imagen – Wikimedia/scott.zona
Otro ejemplo de planta que se disfraza de otra planta es la Boquila trifoliata. Esta es una enredadera de hoja perenne originaria de Chile y de Argentina. Es conocida como bejuco sudamericano, y sus tallos se usan para hacer cestas. Además, sus frutos son comestibles, por lo que es una especie ideal para cultivo, puesto que también soporta el frío y las heladas débiles.
El problema que tiene esta planta, y en realidad todas las enredaderas, es que al crecer sobre un tronco de árbol es que puede ser comida por cualquier animal herbívoro, especialmente de los gorgojos que son sus principales enemigos. Por eso, para asegurar su supervivencia es capaz de imitar a las especies sobre las que crece, aún y a pesar de que sus tallos no son parásitos y que por lo tanto, solo se desarrollan sobre los tallos, sin robarles nutrientes. Pero un estudio demuestra que ciertos compuestos volátiles que emiten las plantas que hacen de hospedadoras, y en base a esta información, imitarlas.
Gramíneas
Las gramíneas se consideran a menudo malas hierbas, pero hay muchas que tienen gran importancia económica, como el arroz o el centeno. Estas también nos pueden sorprender, y mucho.
Si hablamos del arroz, es interesante saber que en la India los ingenieros agrónomos desarrollaron una variedad de hojas púrpuras con el fin de distinguirlas de otras que son menos productivas. Pero perdieron el control del experimento cuando se hibridaron unas con otras, dando lugar a una nueva especie de arroz con un color similar pero que carecía de interés.
Por otro lado, el centeno puede mimetizarse con otras gramíneas, como el trigo. De hecho, los primitivos agricultores debieron de confundirse a menudo cuando cultivaban ambas plantas, pues el trigo desde el inicio de la agricultura se ha cultivado (y se cultiva) mucho más que el centeno. Así que si este último quiere sobrevivir, ha de imitar a las plantas de arroz.
Ortiga blanca
La ortiga blanca, cuyo nombre científico es Lamium album, es una planta que tiene casi todas las características de la ortiga común (su género es Urtica). Es muy, muy difícil diferenciarlas a simple vista, y como todos sabemos que la ortiga puede hacer mucho daño, no hay un solo animal que se atreva a consumirla.
Así que el Lamium album, siempre que crece cerca de ortigas, tiene más que asegurada su supervivencia. Y sin necesidad de gastar energía en producir espinas urticantes.
Como ves, hay unas cuantas plantas que se disfrazan de plantas de maneras muy curiosas. ¿Sabes de otras que también lo hagan?