
El debate por la tala de varios árboles en el entorno inmediato del Puente de Piedra de Zamora ha encendido las alarmas en parte del vecindario y en colectivos ambientalistas. La actuación, ejecutada en las orillas del Duero y a la entrada del viaducto, ha sido defendida por el Ayuntamiento como una intervención necesaria por motivos de seguridad y conservación del monumento.
Desde Ecologistas Zamora, en cambio, se sostiene que la medida carece de argumentos técnicos convincentes y responde principalmente a una visión estética que busca despejar la perspectiva del puente. La discrepancia entre ambas posturas ha puesto el foco en la solicitud de documentación y en la necesidad de una explicación detallada sobre las condiciones que llevaron a cortar los ejemplares.
¿Qué ha ocurrido junto al Puente de Piedra?

La intervención ha supuesto la eliminación de varios álamos negros y blancos de gran porte situados a uno y otro lado del acceso al Puente de Piedra. Según el colectivo ecologista, algunos de los árboles se encontraban a entre 8 y 10 metros de la estructura, una distancia que, a su juicio, cuestiona que las raíces pudieran comprometer el viaducto.
El Ayuntamiento defiende que la tala responde a criterios técnicos y de seguridad para evitar daños potenciales en los cimientos del puente. Fuentes municipales remarcan que se trata de una actuación acotada, sustentada en informes, con la finalidad de preservar un bien patrimonial sensible y minimizar riesgos futuros.
Para Ecologistas Zamora, la justificación municipal resulta poco creíble y orientada a mejorar la visibilidad del monumento. La organización ha anunciado que pedirá el informe técnico completo para evaluar la necesidad real de la medida y su encaje con el plan municipal de naturalización urbana.
El colectivo alerta también del impacto en la biodiversidad. Varios de los ejemplares servían como refugio para aves como la grajilla occidental, catalogada y protegida, que habría perdido oquedades de nidificación tras la retirada de los árboles.
Un debate que viene de atrás

Ecologistas Zamora enlaza este episodio con otras intervenciones recientes en la ciudad. En el marco de trabajos en la muralla de Zamora, señalan que se habrían eliminado oquedades usadas como refugio por especies como murciélagos (rabudo y común), vencejos, grajillas, salamanquesas y lagartijas de pared, algunas en plena época reproductiva, extremo que comprometería la normativa ambiental vigente.
También recuerdan la retirada de una higuera en el tramo de muralla que desciende a la plaza de Santa Lucía y la entrada de maquinaria pesada en el bosque de Valorio. A su juicio, estos casos ilustran una tendencia a favorecer la estética y las obras sobre la conservación del patrimonio natural, algo que ha generado debate ciudadano.
Desde el Consistorio, el concejal Pablo Novo pide mayor perspectiva a la hora de valorar lo ocurrido. Sostiene que la masa forestal de Zamora ha crecido en los últimos meses gracias a nuevas plantaciones en parcelas recuperadas y en vías que antes carecían de arbolado, como la avenida de Galicia, y que la tala en el entorno del puente ha sido puntual y justificada.
La discusión se centra así en el equilibrio entre la protección del patrimonio histórico y el mantenimiento de los servicios ecosistémicos urbanos. Mientras el Ayuntamiento subraya el cómputo global de plantaciones, los ecologistas reclaman coherencia con los planes de renaturalización y soluciones compatibles con la fauna.
Qué se espera a partir de ahora

La asociación ha avanzado que solicitará formalmente el informe técnico que avala la retirada de los ejemplares, con el fin de conocer el diagnóstico sobre raíces, cimentación y riesgos para el puente. Piden, además, detallar posibles medidas compensatorias y replantaciones y un calendario claro de seguimiento del estado del viaducto.
Entre las alternativas que plantean para futuras intervenciones figuran poda selectiva y gestión de raíces, barreras antiintrusión, evaluación ambiental previa al inicio de obras y calendarios que eviten la época de cría de la fauna. También proponen abrir espacios de participación técnica y ciudadana que permitan consensuar actuaciones en entornos patrimoniales.
En términos legales, recuerdan que la protección de especies y hábitats obliga a extremar la coordinación entre áreas de patrimonio, medio ambiente y obras públicas. Cualquier actuación en zonas sensibles, subrayan, ha de ajustarse a la normativa autonómica, estatal y europea y basarse en evidencias técnicas verificables.
El pulso por la tala junto al Puente de Piedra deja dos visiones en tensión: la del Consistorio, centrada en la seguridad estructural, y la de los ecologistas, que reclaman pruebas sólidas, transparencia y soluciones compatibles con la biodiversidad. Lo que ocurra con el informe técnico y con las medidas de compensación marcará el rumbo de las próximas decisiones en el entorno del Duero.