Si vivimos en una zona donde en invierno las temperaturas bajan de los diez grados comprar plantas durante esta estación conlleva asumir varios riesgos importantes. Y es que, el cambio al que las sometemos puede causarles muchos problemas, hasta el punto de que podrían debilitarse tanto que les costaría brotar cuando el tiempo mejorase.
Pero, ¿por qué no comprar plantas en invierno? Para saber más información sobre este tema, te animamos a que continúes leyendo.
Las plantas que encontramos en los viveros están expuestas a unas condiciones medioambientales que seguramente no sean las mismas que las que van a tener en nuestro hogar, especialmente si hablamos de las mal llamadas plantas de interior que están dentro del invernadero. Hay que pensar que, aunque nuestra vivienda esté a pocos metros del establecimiento, todo será nuevo para aquella especie que vayamos a adquirir: la ubicación, la temperatura, los cuidados, todo.
Además, no podemos olvidar que durante el invierno las plantas por lo general no crecen, tan sólo se mantienen vivas realizando las funciones básicas de respiración, transpiración y fotosíntesis, a un ritmo muy, muy lento. Cualquier cambio las puede perjudicar en cualquier época del año, pero cuando las temperaturas son tan bajas el riesgo es aún mayor. De hecho, no es de extrañar que las hojas se vuelvan marrones/negras rápidamente y que las flores, en caso de tenerlas, aborten.
Por todos estos motivos, si aún así nos apetece mucho comprar una planta y no podemos esperar, siempre va a ser mejor que dicha planta la hayan tenido al menos un año en la intemperie. Si está en un invernadero y la llevamos a casa, es muy posible que no sobreviva a menos que la tengamos cerca de una fuente de calor en una habitación en la que entre mucha luz natural y la reguemos sólo cuando la tierra esté seca con agua templada.
Así pues, para evitar riesgos innecesarios, recomiendo mucho esperar a la primavera para hacer las compras 🙂 .