Puede ser que hayas leído en alguna web que la sal es muy buena como repelente de plagas, y la verdad es que yo no lo pongo en duda. Lo que sí que me preocupa es que recomienden aplicar sal a las plantas, como si fuera, no sé, el mejor truco del mundo, y que además lo hagan sin pensar -al menos aparentemente- en las consecuencias.
Así pues, voy a aprovechar este espacio para explicar por qué no hay que echar sal a las plantas, independientemente de que sea sal fina o gorda.
Índice
¿Qué es la sal?
¿Realmente sabemos qué es la sal? La sal, o cloruro sódico, está compuesta por iones de cloro y de sodio que forman una estructura cristalina que no se degrada con el tiempo. Dependiendo de su procedencia, distinguimos tres tipos de sales: la marina y la de manantial que se producen por evaporación; la vegetal, y la sal gema que es la que se obtiene tras la extracción de una roca llamada halita.
Los humanos la utilizamos desde hace siglos. De hecho, cuando no había neveras, la comida como la carne se enterraba en sal para deshidratarla y, así, conseguir que durase más tiempo; en el Antiguo Egipto -así como en otras culturas-, se usaba la sal para desecar los cuerpos de las personas y animales fallecidos; y hoy en día la usamos como condimento.
¿Tiene alguna utilidad para las plantas?
Imagen – Wikimedia/Forest & Kim Starr
Si bien es cierto que hay plantas que toleran cierto grado de salinidad, como es el caso de todas las que se encuentran en las playas (como el Pinus halepensis en el mediterráneo, o la palmera tropical Cocos nucifera), basta echar un vistazo rápido a las imágenes de dichos hábitats y compararlas con las fotos de, por ejemplo, un bosque o una jungla.
Lo que más llama la atención es que en los suelos con una gran concentración de sal hay muy poca variedad de especies de plantas; es más, cuando dicha concentración es demasiado alta (como en las salineras), no encontraremos ni un solo vegetal. Entonces, llegados a este punto, cabría preguntarse si puede utilizarse la sal para cuidar de las plantas.
Y mi respuesta es un rotundo no, a menos que quieras secarlas.
La sal deshidrata, motivo por el cual necesitamos beber abundante agua dulce tras haber comido una comida salada o tras haber tragado agua de mar. Si nosotros como humanos ya tenemos sed tras haber ingerido una pequeña cantidad de sal, imagínate lo que les puede ocurrir a las plantas si se les echa sal por encima: exacto, se ‘queman’. Las paredes celulares de las hojas se resentirían, las células morirían, y sí, la planta podría morir si no se toman medidas.
Pero sí que tiene un uso en jardinería, y es precisamente en el control de hierbas no deseadas, y también si queremos secar alguna planta. Ahora bien, insisto, no le eches sal a las plantas que deseas conservar, ni siquiera un poco. Si crece una hierba no deseada al lado de una planta que quieres mantener, es preferible que la elimines de raíz con la ayuda de una azada antes que eliminarla echándole sal.
¿La sal sirve como repelente de plagas?
Donde hay una gran concentración de sal, no hay apenas vida porque, claro, la sal deshidrata a menos que estés físicamente adaptado para poder vivir en esas condiciones. Quizás por eso haya quien piense que puede servir como repelente o eliminador de plagas.
Y sin duda puede ser eficaz para ese fin, pero solo si no se aplica sobre plantas vivas que se quieren mantener sanas.
¿Qué pasa si echas sal a la tierra?
Imagen – geologiaweb.com
Otro de los problemas de la sal es que no se degrada, sino que se infiltra hasta llegar a las capas freáticas o nivel freático del suelo. Esto acarrea consecuencias desastrosas para el medio ambiente, ya que modifica las propiedades tanto de la tierra como del agua, y eso puede ser mortal para los animales que viven en esos hábitats.
Es por eso por lo que no recomiendo el uso de sal en jardinería, ni siquiera cuando se trate de eliminar malezas. Hay opciones mucho mejores que no perjudican a la fauna ni a la flora locales, como la ya extracción de hierbas con la azada, como ya se ha mencionado, o taparlas con periódicos durante un tiempo.
Pienso que tenemos que hacer un buen uso de todo, pero especialmente de aquellas cosas que pueden tener efectos nocivos para el planeta, como la sal o los fertilizantes.
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