Las plantas, en especial las leñosas, necesitan una serie de »arreglos» todos los años con el fin de que puedan seguir estando tan sanas y bonitas como siempre. En la naturaleza estas, si se me permite decirlo, sesiones de peluquería las lleva a cabo el viento y el resto de plantas (por ejemplo, cuando el aire sopla con fuerza deja caer las flores marchitas).
Pero, ¿qué es la poda de limpieza exactamente? Si quieres saber, además, cómo se hace, no apartes tu mirada del monitor. 🙂
¿En qué consiste la poda de limpieza?
Se trata de un trabajo que todo jardinero y jardinera debe de realizar a sus plantas, especialmente a los árboles y a los arbustos, una o dos veces al año con el fin de que la luz del sol pueda llegar bien a todas las partes de la copa de dichas plantas. Así, se disminuye el riesgo de enfermedad.
¿Cómo hay que proceder?
Hay que quitar lo siguiente:
- Ramas secas, rotas, enfermas o débiles
- Ramas que se entrecrucen, dándole un aspecto enmarañado
- Flores marchitas
- Chupones (brotes que surgen de la raíz)
- Ramas que salgan del tronco y no nos interesen
- Tocones secos
- En plantas variegadas: quitar las hojas que sean totalmente verdes
- Recortar las ramas que hayan crecido en exceso
¿Cuándo se debe podar?
Es importante realizar la poda de limpieza al menos una vez al año, pudiendo ser necesario hacerlo dos si la planta tiene un rápido crecimiento. Pero, ¿cuándo exactamente? La primera es aconsejable realizarla a finales de invierno, cuando el riesgo de heladas haya pasado, y la segunda hacia principios o mediados de otoño.
¿Qué pasa si no se realiza esta poda?
Si no realizamos la poda de limpieza acabaremos teniendo un árbol o un arbusto con un aspecto »asalvajado», es decir, con ramas creciendo por todos lados. Aunque hay especies que no hay que podar, como el Delonix regia o incluso el Jacaranda mimosifolia, hay otras que sí que lo necesitan como el Acer palmatum o el más que popular rosal.
Espero que te haya sido de utilidad 🙂 .