
Aloe vera
¿Tienes algún tipo de aloe en tu colección? A mí estas plantas me encantan, y de hecho me enorgullezco de mi pequeña colección. Hay muchas especies distintas, y son varias las que se pueden encontrar a la venta, además del más que conocido Aloe vera. Pero, aunque todas tienen alguna característica que las hace únicas, hay que decir de ellas que sufren mucho con el exceso de agua. Mucho.
Por este motivo, no es de extrañar que más de uno y más de dos se pregunte, en algún momento, lo siguiente: ¿qué hacer si una planta de aloe se está muriendo? ¿Se tira o se deja para ver cómo evoluciona? Vamos a verlo.
¿Por qué puede llegar a morir una planta de aloe?
Aunque ya hemos dicho que el exceso de agua es una de las causas de muerte de los aloes, me gustaría hablarte más de este tema, porque no es ni mucho menos el único motivo por el que pueden pasarlo mal.
Exposición al sol sin previa adaptación
Es posible que hayas visto imágenes de aloes creciendo a pleno sol sin ningún problema. Es lo que toca; es decir, los aloes no son plantas que puedan estar en sombra, al menos, no durante todo el tiempo. Necesitan estar expuestos a la luz del astro rey de manera directa, ya que de ello va a depender que puedan crecer bien.
Sin embargo, si compramos un aloe -sea cual sea- que lo tenían, por ejemplo, en un invernadero, y luego al llegar a casa lo ponemos en un lugar soleado, sus hojas se van a quemar. Y será entonces cuando dichas hojas se vuelvan marrones. Esto lo he visto en varias ocasiones en Aloe vera, pero le puede suceder, como digo, a cualquier especie del género.
Si se mantiene en ese sitio por mucho tiempo, morirá sin remedio.
Frío, heladas, granizadas, nevadas
Los aloe son plantas suculentas originarias de las regiones tropicales y subtropicales, principalmente de África. Las especies que resisten mejor el frío son solo unas pocas, entre las que se encuentran el Aloe arborescens, el Aloe vera, y el Aloe aristata que ahora se llama Aristaloe aristata (pero sigue perteneciendo al género Aloe). Pero aunque puedan soportar bien las temperaturas frescas, las heladas, granizadas y nevadas pueden hacerles daño casi al momento de producirse el evento, haciendo que las hojas se vuelvan marrones e incluso blandas.
Es por eso por lo que es muy recomendable mantenerlos protegidos si el termómetro baja de los 0 grados, a no ser que sean ejemplares relativamente adultos que ya estén aclimatados, en cuyo caso sí pueden estar en el exterior incluso aunque se produzcan heladas débiles (hasta los -2ºC).
Exceso y falta de agua
Los problemas derivados del riego pueden llegar a ser bastante serios, especialmente cuando tenemos una planta de aloe en maceta, y aún más si dicho recipiente es de plástico, ya que este absorbe más el calor y, por lo tanto, la tierra se seca más rápido. Por ello, tanto si regamos en exceso como si dejamos que la tierra permanezca seca por un periodo de tiempo largo, las plantas de aloe lo van a pasar muy mal.
En el primer caso, las hojas pueden volverse muy blandas como consecuencia de ese exceso de agua, y además, las raíces llegarán a morir ahogadas. En el segundo, las hojas se volverán cada vez más delgadas y »planas», ya que la planta va a usar únicamente el agua que contienen sus hojas para mantenerse con vida, puesto que las raíces no encuentran la humedad que tanto necesita.
¿Qué hacer si una planta de aloe se muere?
Ahora que sabes cuáles son las causas de muerte más comunes entre las plantas de aloe, tienes que saber cómo actuar para intentar salvarlas, ya que si se actúa a tiempo, las probabilidades de que su situación mejore son altas:
Identifica la causa del malestar de tu aloe
Esto es lo primero y lo más importante de todo, puesto que el tratamiento que se le va a dar a una planta que ha sufrido exceso de agua no es el mismo que el que se le va a dar a una que se ha quemado por el sol.
Toma las medidas adecuadas
Una vez que has identificado la causa, tendrás que actuar en consecuencia. Por ejemplo:
- Aloe quemado por el sol: si has dejado a tu planta expuesto al sol -y sobre todo si lo has hecho durante el verano- sin haberlo acostumbrado antes, verás que sufrirá quemaduras rápidamente. Por eso, para salvarlo tienes que ponerlo en un lugar con mucha claridad, pero sin luz directa. Dale tiempo para que pueda recuperarse. No lo vuelvas a exponer al sol directo hasta que no saque hojas verdes; y cuando lo haga, exponlo al sol poquito a poco y de forma gradual: 1-2 horas por la mañana durante la primera semana; 3-4 horas la segunda semana, y así.
- Daños por frío, hielo y/o nieve: si tiene las hojas muy blandas y han perdido todo su color, entonces no hay nada que hacer. Pero si aún conserva su color natural, aunque sea solo un poco, y las hojas están aún un poco duras (es decir, que no parecen podridas), llévalo al interior de casa. Colócalo en una habitación en la que haya mucha claridad, y sin corrientes de aire. Córtale lo que esté en muy mal estado, y espera. Necesita un tiempo para recuperarse.
- Exceso de agua: un aloe al que se ha regado con mucha frecuencia no suele ser fácil de revivir. De hecho, solo hay posibilidad de recuperación si las hojas nuevas -las del centro- se mantienen aparentemente bien. En este caso, lo que hay que hacer es sacar al aloe de la maceta, quitarle toda la tierra y ponerlo en un recipiente limpio y seco con tierra nueva. Asimismo, es muy aconsejable tratarlo con fungicida para que los hongos no le hagan daño.
- Falta de agua: si el aloe se está secando, entonces verás que las hojas se aplanan y que la tierra está muy, muy seca, hasta el punto de que si coges la maceta esta puede pesar realmente poco. En estas situaciones, no sería raro que las cochinillas le afectaran. Para solucionarlo, has de coger el aloe y meter la maceta en un barreño con agua. Déjalo ahí una media hora más o menos; de este modo, la planta podrá volver a rehidratarse.
Espero que puedas recuperar a tu aloe.