El jardín es ese espacio de la vivienda o de un espacio abierto en general que se destina para la naturaleza y es que para los amantes de la naturaleza, esta área de la casa es muy importante y trabajan diariamente para que este se vea bien.
Hay quienes hacen de este hábito un arte, pues la manera en que están colocadas los distintos tipos de especies vegetales añadiendo el juego de colores que aporta cada flor, es realmente digno de admirar. Los jardines los podemos ver en una vivienda, en una plaza, en universidades y cualquier lugar que disponga y se quiera disponer para el embellecimiento con la naturaleza.
A menudo, las personas visitan estos espacios verdes por las sensaciones que puede experimentar al momento de tener el contacto con la naturaleza, espacios que sirven para meditar y encontrarse con sí mismo, para disfrutar de tardes en familias, para compartir un picnic con amigos, para leer, para hacer entrenamientos físicos, para impartir yoga, pasear animales, entre muchas más y para quienes son auténticos amantes de la naturaleza, estos espacios son totalmente propicios para desarrollar cualquier actividad.
Dependiendo de la plantación que se trate, esta tiene una serie de cuidados que pueden ser muy distintos a una planta que tenga consecuente.
Las personas quienes se encargan de este arduo y bello trabajo se llaman jardineros y día a día se dedican al cuidado y mantenimiento respectivo, pero para esto, es necesario contar con los instrumentos adecuados que ayuden en el desarrollo del trabajo.
Uno de estos instrumentos de trabajo súper importante es la regadera, un dispensador de agua con el que se riega todo el jardín y que contiene un depósito donde se almacena todo el líquido cristalino, además un tubo consecuente a este el cual posee una boca ancha llena de pequeños agujeros por donde el agua desemboca.
Una de las características que deben ser tomadas en cuenta para saber qué tipo de regadera es la que debería usarse, es según el tipo de planta que se va a regar, incluso si las plantas son altas o son bajas.
Las regaderas se pueden encontrar de diferentes tipos en el mercado, hay regaderas que tienen cuello largo y cuello corto y que permiten un mejor acceso a la planta que se desea y en el caso de tratarse de una planta trepadora que se encuentra por lo largo y ancho de toda la terraza, lo más cómodo resulta aquellas que tienen cuello largo, mientras que si se mencionan plantas que crecen al ras del suelo, entonces no es tan necesario que se use una regadera de cuello largo, sino que las que tengan cuellos cortos también funcionan.
La boca por donde el agua sale es otro detalle que también se debe tomar en cuenta, ya que los agujeros de estas regaderas varían, uno son más grandes que otros. Pero, ¿Cómo saber cuál le funciona a mi jardín?
Es muy sencillo, las regaderas que tengan agujeros grandes están diseñadas para suelos secos y que no sean de fácil penetración, de modo que pueda salir la suficiente cantidad de agua necesaria para abastecer la planta. Diferente es el caso cuando se trata de suelos húmedos o cuando hay un clima lluvioso (donde las tierras se mantienen frescas), las regaderas que son ideales son aquellas con agujeros más pequeños que dosifiquen la cantidad de agua; ya que hay plantas que por encontrarse con un exceso de agua, también pueden debilitarse.
Las regaderas pueden encontrarse de diferentes formas y tamaño y cada parte que conforma la regadera tiene una utilidad específica que debemos tomar en cuenta según lo que necesitemos. Además, con respecto al tamaño, no es una tarea muy difícil intuir que tanta capacidad de agua puede almacenar juzgando por su tamaño.
Esta importante herramienta para el mantenimiento del jardín se puede encontrar de distintos colores y con agradables detalles estéticos. Esto, con la intención de que mientras las regaderas no se estén utilizando, pueda aportar como un bonito detalle decorativo de la vivienda y no resulte un objeto desagradable del cual quieras deshacerte.