Los hongos son muy frecuentes, en especial si vives en un lugar húmedo pues es el clima ideal para que proliferen, afectando las plantas y provocando enfermedades. Lo mismo ocurre con muchas plagas e insectos.
Puedes recurrir a un repelente o fungicida químico para atacar las plagas y hongos de las plantas pero mi recomendación es intentarlo con productos naturales pues son menos nocivos a la hora de afectar la salud global de la misma. Los fungicidas químicos pueden llegar a debilitar las defensas de las plantas, no así los ecológicos, que además no dañan el medio ambiente.
Hay muchos repelentes y fungicidas caseros y ecológicos que puedes diseñar tu mismo utilizando productos que son económicos y están al alcance de la mano.
Productos cotidianos
Para eliminar pulgones, ácaros y cochinillas compra aceite de parafina y mezcla 10 cc en 10 litros de agua. Luego aplícalo y los eliminarás con rapidez pues el aceite impide que los insectos respiren.
También al alcance de la mano, el ajo hace maravillas con tus plantas al eliminar a los ácaros y pulgones así como a las bacterias. Mezclado con agua –a razón de 10 g por litro- es un repelente casero muy eficaz.
Si detectas la enfermedad de Oídio, compra azufre micronizado y mezcla 80 gramos en 10 litros de agua o bien espolvoréalo sobre la planta afectada. El bicarbonato de sodio es otro gran producto para atacar plagas y enfermedades de las plantas. Ya hemos hablado de sus poderes así es no olvides usarlo en casos de oídio, mildiu o Antracnosis.
Plantas repelentes
Otro remedio efectivo contra los pulgones, los ácaros, y la cochinilla es el Ajenjo. Sólo tienes que dejar dejar la planta para luego mezclar 30 gramos en 1 litro de agua. Deja reposar y filtra para luego rociar la planta afectada. Esta solución también es muy efectiva si detectas la presencia de hormigas.
Siguiendo esta línea natural, si quieres tener un repelente siempre a mano, cultiva ortiga pues esta planta ayuda a eliminar a la araña roja y a los pulgones. Puedes preparar un repelente ecológico mezclando 500 g de ortigas secas en 20 litros de agua y dejando macerar por 15 días para luego filtrar. Al momento de necesitar un repelente, mezcla un litro de las ortigas fermentadas en dos litros de agua.