En varias calles de la capital se multiplican las cuadrillas que cortan y retiran palmeras que ya están secas o gravemente enfermas. La escena es especialmente visible en la calle Morena, en la colonia Narvarte, donde hace no tanto esas copas altísimas daban sombra y ahora sus troncos yacen seccionados a la espera de ser cargados.
El Gobierno de la Ciudad de México ha puesto en marcha un operativo para retirar ejemplares en mal estado y evitar accidentes, con una primera fase que contempla la extracción de 1,500 palmeras muertas o en fase terminal y su posterior sustitución por árboles nativos mejor adaptados al clima urbano.
¿Dónde están actuando y cómo es el operativo?
Además de Narvarte, las labores avanzan en tramos de Gabriel Mancera, Eje 5 (Eugenia) y la colonia del Valle Centro, así como en espacios de Benito Juárez como Parque Las Américas y Parque Iztaccíhuatl. En los puntos intervenidos, los troncos se cortan en secciones, se apilan junto a las hojas secas y se preparan para su traslado en camiones identificados con el Programa Integral de Atención a las Palmeras.
Para estas tareas se emplean un minicargador, tres destoconadoras y dos grúas de 40 toneladas, con personal de Medio Ambiente y de Obras y Servicios. Tras el derribo controlado, se procede al destoconado para evitar rebrotes y dejar listos los alcorques de cara a las plantaciones de reemplazo.
Motivos sanitarios y riesgos
La decisión se sustenta en un problema fitosanitario acumulado: diversas enfermedades causadas por hongos y fitoplasmas han diezmado las palmeras, con diagnósticos que incluyen el amarillamiento del cocotero y el llamado anillo rojo, entre otros patógenos detectados desde hace al menos 15 años.
Expertos señalan que las esporas fúngicas viajan con el viento y contagian con facilidad a ejemplares cercanos, algo que explica los focos simultáneos en varias avenidas. Cuando las palmeras mueren en pie, su estabilidad se compromete y pueden caer sobre peatones, vehículos o fachadas, de ahí el énfasis en retirar las que ya suponen un riesgo real.
Alcance del plan y cifras
Las autoridades han catastrado en torno a 15,000 palmeras en la ciudad y estiman que unas 9,000 presentan síntomas letales o han muerto. La estrategia vigente arrancó el 9 de septiembre con una meta inmediata: retirar 1,500 ejemplares en fase terminal antes de que termine el año y proseguir con sustituciones progresivas según evolucionen los diagnósticos.
El problema se concentra sobre todo en Benito Juárez, Cuauhtémoc, Coyoacán y Miguel Hidalgo. En un conteo reciente en estas cuatro demarcaciones se registraron 12,302 palmeras, de las cuales 6,000 recibieron tratamientos. Las calles con más afectación incluyen Avenida de las Palmas, Florencia, Vértiz, Morena y Fray Servando, donde ya se observan alcorques listos para nuevas plantaciones.
Qué se plantará y por qué
En lugar de las palmeras retiradas se colocarán árboles nativos como duraznillo, tejocote, arrayán u olmo, a los que se suman especies como guamúchil, cedro y ébano, seleccionadas por su adaptación al clima local, su aporte a la biodiversidad y su menor impacto en pavimentos y servicios subterráneos.
El plan prevé mantenimiento y seguimiento tanto a las palmeras que se conserven como a los nuevos árboles, con el objetivo de reducir la isla de calor urbana, mejorar el arbolado viario y consolidar un paisaje más resiliente frente a plagas y episodios de estrés hídrico.
¿De dónde salieron tantas palmeras?
Aunque hoy formen parte del imaginario urbano, las palmeras no son especies propias del Valle de México. Su expansión se remonta a mediados del siglo XX, cuando se importaron ejemplares desde las Islas Canarias, en parte para replicar el aire de los bulevares angelinos que deslumbraron a dirigentes de la época.
Durante los años cuarenta se plantaron en colonias como Lomas de Chapultepec, Polanco, Anzures, Lindavista y Jardín Balbuena para recrear un paisaje tropical y sofisticado, en la línea estética de Beverly Hills. Aquella apuesta ornamental, de fuerte simbolismo en su momento, no valoró del todo sus limitaciones ante el clima y patógenos locales.
¿Qué harán con los troncos retirados?
La madera resultante no se desechará: se reciclará como mobiliario urbano. Los tallos se trasladarán al Vivero Nezahualcóyotl, en Xochimilco, para recibir tratamiento y transformarse en bancos u otros elementos para parques y espacios públicos, dando un segundo uso a estos ejemplares.
Con los frentes de trabajo activos en varias zonas y el calendario corriendo, la capital avanza en un proceso complejo: retirar palmeras en riesgo, atender la emergencia sanitaria y replantar con especies nativas que refuercen la infraestructura verde. El despliegue técnico, las cifras y las ubicaciones muestran un cambio de ciclo en el arbolado de CDMX que busca más seguridad, salud vegetal y sombra útil en las calles.