Rhaphiolepis umbellata: el arbusto perenne perfecto para tu jardín

Todo sobre la rhaphiolepis umbellata

A la hora de diseñar un jardín, hay tipos de plantas que no pueden faltar, como los arbustos. En esta ocasión, te vamos a hablar del rhaphiolepis umbellata. Una variedad que encaja a la perfección en jardines de cualquier estilo.

De crecimiento lento y con hoja perenne, puede alcanzar hasta dos metros de altura. Resulta ideal para instalar junto a una valla y ganar así intimidad frente al exterior, pero también es posible plantarlo en una maceta.

Origen y hábitat natural de la rhaphiolepis umbellata

¿De dónde proviene la rhaphiolepis umbellata?

Esta planta es originaria de Asia, donde podemos encontrarla desde Japón hasta China. En el este y el sureste asiático es bastante común su crecimiento silvestre en hábitats que pueden ser muy diferentes entre sí, porque tiene una buena capacidad de adaptación.

Lo habitual es que esta variedad de arbusto crezca en áreas boscosas, en laderas y en lugares que cuenten con suelos bien drenados. Pero también es posible encontrarlo cerca del cauce de arroyos y de ríos.

Precisamente por su buena capacidad de adaptación, se ha convertido en una variedad muy popular en la jardinería ornamental en diferentes lugares del mundo.

¿Qué características podemos destacar de la rhaphiolepis umbellata?

¿Qué características hacen especial a esta flor?

  • Forma compacta. Estamos ante un arbusto bastante compacto y con un crecimiento lento. Lo que hace de él una buena elección para su utilización en jardines. Como comentábamos antes, puede plantarse como seto divisorio, pero también da buenos resultados en una maceta que se adapte a su tamaño según vaya creciendo. Además, al podarlo, podemos darle la forma que más nos guste.
  • Follaje. Esta variedad presenta un follaje abundante y perenne, que no se cae ni cuando llega el invierno. Sus hojas son coriáceas y de forma lanceolada, esto le da a la planta una apariencia exuberante.
  • Flores. Uno de los grandes atractivos de la rhaphiolepis umbellata son sus flores. Aparecen durante la primavera, y su color va desde el blanco hasta el rosado. Se agrupan en umbrelas, estructuras con forma de paraguas, y producen un efecto visual muy bonito.
  • Frutos. Tras la floración, aparecen unos pequeños frutos de color que varían entre el rojo y el negro azulado, que pueden mantenerse incluso durante el invierno. Aunque no tienen interés desde el punto de vista alimentario, sí lo tienen desde el punto de vista ornamental.

Cuidados para el arbusto rhaphiolepis umbellata

Los cuidados que necesita el rhaphiolepis umbellata

Estamos hablando de un arbusto muy resistente y con una gran capacidad de adaptación a diferentes entornos. Aunque es difícil acabar con él, nunca está de más saber qué cuidados específicos necesita. Porque así vamos a conseguir que despliegue toda su belleza y esté todo lo fuerte y sano que resulte posible.

Condiciones de ubicación y luz

Estamos ante una planta de exterior a la que le gusta estar en una ubicación en la que reciba bastante sol. De hecho, si recibe un mínimo de seis horas de luz solar directa cada día, su crecimiento será más rápido y su floración más abundante.

Si puedes elegir, ponla donde reciba bien el sol. No obstante, ten en cuenta que también puede aguantar condiciones de sombra parcial. Pero lo importante, en todo caso, es que reciba toda la luz posible.

Medio de plantación

La rhaphiolepis umbellata prefiere los suelos con una buena capacidad de drenaje, que sean ligeros. No la plantes nunca en un suelo pesado o arcilloso, de esos que retienen mucha humedad, porque acabarás quedándote sin tu arbusto más pronto que tarde.

En cuanto al pH, procura que sea entre ácido y neutro. Un rango entre 5.5 y 7.0 es el adecuado para un crecimiento saludable de esta planta.

Además, obtendrás mejores resultados en su cultivo si el suelo es rico en materia orgánica. En este sentido, puedes agregar un poco de compost para mejorar su fertilidad.

Riego de esta planta

Como ocurre con muchos árboles y arbustos, durante los primeros años de la planta el riego tiene que ser más regular de lo que llegará a ser después. Con el objetivo de ayudar a la planta a establecer un sistema radicular fuerte.

Pasado un año desde la plantación, el arbusto ya se ha asentado sobre el terreno, y el riego puede espaciarse. Aunque esta es una variedad bastante resistente frente a la sequía, un riego regular favorece la floración y el crecimiento.

Lo importante es asegurarse de que las raíces no quedan encharcadas después de aportar agua. Porque esto podría iniciar el proceso de putrefacción que acabaría con la planta.

Poda del rhaphiolepis umbellata

Al igual que ocurre con el resto de arbustos, es conveniente abordar una poda de esta planta para darle forma y eliminar ramas que puedan estar muertas o dañadas.

Procura que la poda no sea demasiado profunda, y aprovecha para darle a tu arbusto la forma que prefieras. Realiza esta tarea siempre después de la floración.

Elimina las flores marchitas para estimular una floración continuada y evitar una producción excesiva de semillas, ya que esta puede debilitar a la planta.

Protección invernal

Aunque muchos arbustos resisten muy bien frente al frío, el rhaphiolepis umbellata tiene una capacidad algo más limitada en este sentido. Puedes tenerlo a la intemperie sin ningún problema, pero si vives en una zona con inviernos muy fríos, es conveniente que le aportes protección.

Antes de que llegue el invierno limpia bien la zona alrededor del arbusto y aplica una capa de mantillo. Esto protegerá sus raíces frente al frío extremo.

En caso de que donde vivas sean habituales las heladas, puedes tapar el arbusto con una manta de jardinería o un plástico durante las noches.

Fertilización de este arbusto

Ya vimos antes que le gustan los suelos ricos en materia orgánica, y esto es algo que debemos tener en cuenta si queremos que nuestra rhaphiolepis umbellata crezca fuerte y sana.

Se recomienda hacer un aporte anual de materia orgánica y varios aportes de fertilizante mineral con el agua del riego. El primero, justo después de la plantación (el trasplante hay que hacerlo en primavera u otoño), el segundo, antes de que comience la floración y, el tercero, a inicios del otoño.

Con estos cuidados básicos, tu arbusto rhaphiolepis umbellata crecerá fuerte y sano, y le dará un aire encantador a tu jardín.


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