Si eres un apasionado de las rosas, seguro que en tu jardín tienes varias variedades. Pero siempre puedes estar pendiente de rosas nuevas que te llamen la atención. Eso es lo que te puede pasar con la rosa Manyo.
¿La conoces? ¿Sabes qué tipo de flores suele dar? A continuación te hablamos de ella y te damos las claves para que puedas tenerla en tu jardín y cuidarla para que te dure mucho tiempo. ¿Vamos a ello?
Cómo es la rosa Manyo
A decir verdad, no hay mucha información sobre el cultivar de la rosa Manyo. Sin embargo, sí podemos decirte que fue creada en 1988, relativamente moderna. El autor de esta fue el rosalista Seizo Suzuki, en Keisei. Y sí, has adivinado, nos trasladamos en este caso a Japón.
También se sabe de esta rosa que es híbrida de varias rosas Floribundas (no se sabe exactamente cuáles, pero en ese año recibió el nombre que tiene actualmente.
¿Y cómo es la rosa Manyo? Pues se trata de un rosal de tipo arbusto que puede llegar a crecer los 90 centímetros de altura. No suele expandirse a lo ancho, sino más bien a lo alto. Sus hojas, así como el tallo, son de un verde muy oscuro y de tonalidad brillante. Pero lo que más llama la atención, y por lo que más destaca, son por sus rosas, de tamaño medio, formados por entre 17 y 25 pétalos. Crecen en grupos de dos o tres flores al mismo tiempo.
Y si te estás preguntando por su color, que sepas que este es albaricoque, aunque es posible que te encuentres rosas de tonalidades naranjas y blancas y sean Manyo.
A lo largo de la temporada (hablamos de la primavera y el verano) es posible que florezca varias veces.
Cuidados de la rosa Manyo
Ahora que conoces un poco más a la rosa Manyo, ¿no te gustaría disfrutar del colorido de estas flores en tu jardín? Si te gustan las tonalidades pastel y además anaranjadas, puede ser un gran acierto tenerla. Pero, como con cualquier planta, es necesario que sepas cómo debes cuidarla. A ese respecto queremos ayudarte y darte algunos consejos que te pueden venir muy bien para disfrutar de ella. ¿Empezamos?
Ubicación y temperatura
Como cualquier rosal, la ubicación ideal de la rosa Manyo es el exterior. Ahora bien, puedes pensar en ponerla en una maceta, pero también en el suelo del jardín. En ambos sitios estará bien siempre que le dé varias horas el sol directo. Eso sí, dependiendo de dónde vivas, y del sol que dé, podrías necesitar colocarla en un sitio en semisombra (para evitar que el sol queme los pétalos) o en uno de sol directo.
Si la tienes en una maceta, lo mejor es ponerla en un lugar con mucho sol, pero necesitarás vigilarla más a menudo, sobre todo en cuestión de riego.
Con respecto a la temperatura, este rosal no es demasiado exigente, si bien es un poco delicado con las bajas temperaturas (si es el primer año que lo tienes conviene que lo protejas para impedir que este se pueda enfermar y morir). Por eso se recomienda que al menos hasta que se adapte de manera completa al clima y ubicación, se controle mucho más.
Sustrato
Una de las claves para que los rosales salgan adelante y crezcan de manera adecuada está en el tipo de tierra que usas en ellos. Por eso, prueba una mezcla de sustrato universal con algo de humus de lombriz (o similar, que aguante la humedad) y además un drenaje adecuado (dependerá del tamaño de la planta). De esta forma oxigenarás las raíces al tiempo que se nutre y aguanta la humedad, que siempre es necesaria.
Con el paso del tiempo tendrás que ir reponiéndole la tierra (o trasplantándola si la tienes en una maceta). Aprovecha en ese momento para echarle nuevo sustrato y reponer así los nutrientes.
Riego
El riego es importante, pero no demasiado. En primavera solo tendrás que mantener la tierra húmeda, pero en verano será más importante incluso, sobre todo porque dejarlo mucho tiempo en sequía puede acabar con la floración de ese año.
Por eso, y dependiendo de dónde vivas y cuál sea tu clima, tendrás que regarla más o menos. En invierno, por ejemplo, con una vez a la semana es suficiente; pero en primavera necesitará al menos dos riegos. Y, en verano, de 3 a 5 riegos semanales.
Procura no regar en las hojas (eso puede hacer que el sol las acabe por quemar) y menos aún las flores. Todo eso también provocará la aparición de plagas y enfermedades.
Abonado
El abonado es recomendable siempre y cuando no acabes de trasplantarlo o de echarle tierra nueva. Si no es así, procura echarle una vez al mes, bien orgánico o bien líquido con el agua de riego. Eso sí, elige uno que vaya acorde con las rosas.
Poda
La poda se lleva a cabo, bien en otoño, bien al final del invierno. Consiste en recortar aquellas ramas que estén muertas, enfermas, o que entorpezcan a otras. Además, el resto deberás recortar un tercio su tamaño para que broten y salga una nueva floración ese año.
Plagas y enfermedades
Los rosales en general no son plantas que se vean afectados por plagas y enfermedades. Pero tampoco son invencibles. Entre las plagas que te puedes encontrar están los pulgones y las arañas, que harán mella en la salud de la planta. Si eso ocurre lo mejor que puedes hacer es usar jabón potásico o aceite de neem y lavar toda la planta para que no se te escape ni una.
En el caso de las enfermedades, la más habitual tiene que ver con la pudrición de las raíces. Pero también te puedes enfrentar al oídio, la roya, el mildiu o, una muy habitual, la mancha negra.
Multiplicación
¿Te acuerdas lo que te hemos dicho de la poda? Pues de esas ramas que recortas podrías sacar adelante algunos esquejes. Conviene que los dejes 24-48 horas al aire para que cicatricen y luego los plantes en tierra. Eso sí, asegúrate de que tienen nudos porque de ahí es de donde puede salir una nueva planta.
Como ves, la rosa Manyo puede ser un ejemplar magnífico para tu jardín, ya sea que lo quieras tener en el jardín o en una maceta. ¿Te animarías a hacerte con una planta de estas?