¿Qué son y cómo elegir los semilleros?

Ver germinar y crecer plantas es una experiencia que, en mi opinión, no debería de perderse nadie. Es asombroso como algo tan pequeño pueda tener tanta información genética concentrada en su interior. Aunque conozca los diferentes pasos de la germinación de las semillas, nunca dejo de sorprenderme. Pero, para que todo vaya como la seda es muy importante elegir bien los semilleros.

En la naturaleza, cuando una semilla cae al suelo a menos que reciba la luz y el agua que necesita no podrá salir adelante; y aún así, aunque pueda emitir sus primeras raíces y hojas, tendrá que superar muchos obstáculos si quiere llegar a la edad adulta. Cuando se cultivan, podemos protegerlas de casi todos sus enemigos, pero ello no significa que lo tengan mucho más fácil. Para que realmente lo sea, te vamos a explicar todo lo que tienes que saber sobre los semilleros: qué son, los distintos tipos que hay, cómo puedes conseguirlos tú en casa… y mucho más.

¿Qué son los semilleros?

Los semilleros, llamados también almácigos o almácigas son un sitio donde se siembran las semillas. Son muy importantes, pues nos permiten tener controlado todo -o casi- el proceso de germinación y, además, nos da la posibilidad de tomar las medidas que sean necesarias para prevenir la aparición de plagas y enfermedades de nuestras futuras plantas.

Hay de cuatro tipos distintos:

• Portátiles: son los que se pueden trasladar de un lugar a otro según la necesidad. Pueden ser cajas de madera o de plástico, bolsas de polietileno, o de otro material que sea fácil de transportar. Son los que más se usan en jardinería doméstica.
• Temporales o transitorios: son los que se usan una sola vez o para una corta duración.
• Semipermanentes: son aquellos que se construyen haciendo un cerco de tablas y ladrillo en los bordes.
• Permanentes o fijos: son los que se construyen para darles un uso permanente. Los bordes están hechos de cemento y bloque, y en el fondo se pone granza (piedras más o menos lisas de unos 2-3cm de longitud) para facilitar el drenaje.

¿Cómo deben de ser?

Los semilleros son un aliado muy interesante de todo jardinero y/o agricultor. Gracias a ellos, podemos tener una gran variedad de plantas a las que podemos ayudarlas -y mucho- para que tengan un excelente comienzo de vida. Pero, no todo lo que encontremos nos puede servir como tal. Y es que, si queremos que todo vaya bien, seguramente lo más importante que tenemos que tener en cuenta es que deben de tener agujeros para que el agua sobrante salga al exterior.

De las semillas recién germinadas brota una raíz llamada radícula que es muy sensible al exceso y a la falta de humedad. Una manera de minimizar el riesgo de problemas es sembrándolas en un recipiente que permita el drenaje del agua. Aunque esto no es todo. También es muy necesario escoger un sustrato poroso, adecuado para cada tipo de especie (tienes más información sobre este tema aquí).

Si hablamos del material con el que deben de estar hechos los semilleros, deben de ser de plástico debido a que estos son impermeables, de ahí que los envases de leche, los vasos de yogur, o las mismas macetas o bandejas de semillero sean lo mejor para sembrar. Ahora bien, si utilizamos envases de productos, antes de sembrar nada tenemos que limpiarlo bien, a consciencia, con agua y una gota de lavavajillas. Luego le quitamos todo resto de espuma, y lo dejamos secar al sol un par de días.

Otro tipo de semillero que pueden irnos muy bien son las pastillas de turba Jiffy. Las hay de varios tamaños (desde 1cm hasta 9cm de altura). En cada una de ellas se siembra una única semilla, o dos si son muy pequeñas, y simplemente hay que mantenerlas húmedas colocándolas por ejemplo en una bandeja con agua. La verdad es que están muy bien, porque al estar envueltas por material biodegradable podemos introducirlas en una maceta o en el jardín cuando la plántula haya alcanzado un buen tamaño (unos 10cm). Además, se mantienen húmedas bastante tiempo, lo cual nos garantiza que a la semilla no le faltará agua. Lo único, es que si vives en una zona con una fuerte insolación debes de protegerlas de la luz solar directa, pues de lo contrario perderán la humedad muy rápido, casi de un día para otro.

¿Por qué es mejor sembrar en semilleros que en el suelo?

Son varios los motivos por los que aconsejamos sembrar en semilleros directamente y no en el suelo. Son los siguientes:

• Se controla mejor la germinación de la semilla: temperatura, humedad, exposición.
• Se adelanta la fecha de siembra de los cultivos al poder trasladar los semilleros de un sitio a otro.
• Nos permiten cultivar especies nuevas o desconocidas en nuestra zona, que de otro modo tendrían muchas dificultades para germinar.
• Podemos disfrutar de ver germinar una planta.

¿Cómo se siembran las semillas?

Aunque hay varios métodos de germinación, el paso a paso que hay que seguir para que las semillas germinen suele ser el siguiente:

1. Lo primero que hay que hacer es introducir las semillas en agua durante 24 horas. Así podremos descartar las que no sean viables, que serán las que se queden flotando.
2. Después, preparamos el semillero, rellenándolo con sustrato para plantas.
3. A continuación, esparcimos las semillas y las cubrimos con sustrato. Es importante no poner demasiadas en un mismo semillero, ya que de lo contrario a la hora de repicar las plántulas (separarlas y plantarlas en una maceta individual) les costará más reanudar su crecimiento. Por lo general, no se deben de poner más de 3 en una maceta de 10,5cm de diámetro.
4. Finalmente, espolvoreamos con cobre o azufre para evitar hongos, y regamos a consciencia de manera que quede el sustrato bien húmedo pero no encharcado.

El tiempo medio de germinación varía dependiendo de la especie en concreto, y de las condiciones de cultivo, pudiendo germinar en unos pocos días, como es el caso de las hortícolas, hasta tardar más de 1 año.

Y con esto terminamos. Esperamos que te haya sido de utilidad 🙂 .