En América del Norte se encuentra una de las mayores coníferas que habitan el planeta Tierra: la Sequoia gigante, cuyo nombre científico es Sequoiadendron giganteum.
Puede llegar a alcanzar una altura tan alta, y un grosor de tronco tan ancho, que en algunos lugares se ha hecho una especie de puente para que las personas pudiesen pasar.
La Sequoia tiene un crecimiento muy lento, pero también muy seguro. No suele tener problemas de plagas ni enfermedades. Tiene una esperanza de vida de tres mil años, más que cualquier animal u otra planta.
Su origen se encuentra en el norte de California, en América del Norte, a una altitud de entre 1500 y 2500m sobre el nivel del mar, cuyas condiciones climáticas son las ideales para la supervivencia de esta magnífica planta. Los inviernos son fríos, con nevadas intensas, y el resto del año el clima se mantiene templado.
Tiene una altura aproximada de 100 metros, y un grosor de tronco el cual se necesitan unas 20 personas para poder abrazarlo.
En los primeros años de vida, si las condiciones climáticas acompañan, su crecimiento es rápido. A medida que va ganando altura, el ritmo de crecimiento baja.
La Sequoia se planta como ejemplar aislado, debido a su gran tamaño. Necesita mucho espacio para poder desarrollarse adecuadamente.
Es muy resistente a las bajas temperaturas, pero no a la sequedad del ambiente o a la excesiva calor (una temperatura superior a 30º le puede perjudicar).
El terreno donde podremos colocar a la Sequoia gigante deberá de ser ácido, en un lugar fresco.
Se reproduce por semillas, las cuales deberán de ser estratificadas de manera natural en el exterior, o bien artificialmente en la nevera, a una temperatura de 5º, durante tres meses.
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