Si eres amante de las plantas y la jardinería en general, es posible que, cuando viajas, quieras visitar algún lugar relacionado con ellas. En este caso te proponemos Navarra, donde puedes hacer una visita al Jardín Botánico de Bertiz, ¿lo conoces?
En caso de que no hayas oído hablar de él, o bien si quieres conocerlo un poco más, a continuación te vamos a hablar de él y te animaremos a visitarlo. ¿Empezamos?
Qué es el Jardín Botánico de Bertiz
Como te decíamos antes, el Jardín Botánico de Bertiz está en Navarra. Concretamente, forma parte del Parque natural Señorio de Bértiz y se encuentra en Oyeregi, en el valle pirenaico de Bértiz-Arana.
Tiene más de cien años de antigüedad, razón por la que es tan apreciado y, aquellos que lo visitan, saben que van a pasar un rato muy agradable, tanto por las plantas que van a encontrar como también por algunos animalejos que puedes tener la suerte de ver.
El jardín está diseñado a través de caminos y senderos por los que puedes encontrarte rodeado de setos, macizos florales, arbustos, árboles… De hecho, solo en este lugar vas a poder encontrarte con especies raras, como liquidámbares, ciprés de los pantanos, secuoyas, cedros, camelias, hortensias, bambúes…
En total, tiene unas cuatro hectáreas de extensión.
Cuál es el origen del Jardín Botánico de Bertiz
Si te gusta conocer el origen e historia de los lugares, en este caso nos tenemos que retrotraer hasta 1392, que es cuando se tiene la primera referencia de la titularidad del Señoría. En este caso era de Pedro Miguel Bértiz. Este hombre fue nombrado por el rey Carlos III, el Noble, como Merino de las Montañas. En esa época, ese título hacía referencia a ser juez de amplia jurisdicción.
Lo siguiente que se sabe data de 1421, cuando este juez, llamado Micheto, acompañó como escudero a Carlos III para ayudarle a mediar con el objetivo de evitar la guerra. E hizo tan buen trabajo que le dio el escudo de una lamia o sirena, algo que sigue estando vigente.
Pedro Miguel tuvo descendencia y fueron sus hijos los que heredaron la propiedad que era en realidad una finca privada. Y así continuó hasta el siglo XIX, que cambió la propiedad de ser de la familia Bértiz a la familia Ciga-Fernández.
¿Y por qué te hablamos de esta familia? Pues porque fueron los últimos propietarios. La compra la realizaron en 1898 por parte de Pedro Ciga y Dorotea Fernández. Pedro fue el que decidió invertir en el lugar y reconstruyó el antiguo palacio. También construyó un puente de acceso (el mismo que hay en la actualidad), y organizó el jardín, ampliando el Jardinzar y añadiendo estanques, fuentes, pérgolas, cenadores… Incluso, fue quien decidió añadir una pista de acceso al monte Aizkolegi donde hicieron una segunda residencia (ahora no se usa).
No se quedó ahí, también gestionó todo para recuperar el bosque y la naturaleza de la zona, que en algunos puntos se había perdido.
Como resultado, tienes el Jardín Botánico de Bertiz. Y es que en 1949, en el testamento de Pedro Ciga, se donó el Señorío a Navarra y a la Diputación Foral con la única exigencia de que se conservara tal cual, sin variar las características que lo definían.
Unos años después, en 1984, el Gobierno de Navarra lo declaró Parque Natural.
Así, aunque realmente el nombre hace referencia a sus primeros dueños, quien de verdad se preocupó por el jardín y por recuperar la vieja gloria de la naturaleza fue Pedro Ciga.
Lo más llamativo del Jardín Botánico de Bertiz
Si visitas el Jardín Botánico de Bertiz habrá muchísimas cosas en las que centrarte. Pero en esta ocasión queremos hablarte de dos de ellas.
La primera es el hayedo, es decir, el enorme bosque que te vas a encontrar. De hecho, si tienes algo de suerte es muy posible que veas algún ciervo en él cuando vayas de paseo.
La segunda, está en la cima del monte Aizkolegi. Si has leído el texto anterior, sabrás que Pedro Ciga hizo una segunda residencia en lo alto de este monte, y creó un sendero para llegar. Claro, que debían hacer unos veintidós kilómetros.
No te vamos a engañar, no hay un palacete como tal, pero sí las ruinas de este. Y si puedes hacer la caminata, te la recomendamos, porque merece la pena las vistas desde este monte, ver las ruinas y apreciar el sendero que tendrás que hacer porque encontrarás plantas autóctonas y raras.
Si tuviéramos que hablarte de todos los lugares que tiene este parque, entonces empezaríamos por el aparcamiento, el lugar donde dejar los coches, donde paran los autobuses, etc. De ahí, deberás llegar hasta la caseta de acogida e información que es la entrada al lugar y está en el reformado Caserío Etxeberría. Ten en cuenta que tiene varios precios en base a lo que quieras ver, si solo el Centro de Interpretación, el Jardín o la Cochera.
A continuación, tendrás un merendero que separa ese centro de información del Centro de Interpretación de la Naturaleza, en el Caserío Tenientetxea. En él el objetivo es que se comprendan las tareas de conservación, estructura y funcionamiento del parque y el por qué hay que cuidar la naturaleza.
Le seguiría la Cochera, y no porque sea para coches, sino porque así es como se le llama a este edificio donde puedes encontrarte con una maqueta del parque.
Seguidamente, tendrías el jardín que es la joya del parque. Y allí puedes llegar hasta el Palacio, la residencia de Pedro Ciga y Dorotea Fernández. Está en muy buenas condiciones, de hecho, se utiliza para jornadas, reuniones… y también hay exposiciones temporales.
Cuánto cuesta visitar el parque
Dependiendo de qué colectivo seas, tendrás un precio u otro. Es gratis entrar si eres menor de edad, persona desempleada, tienes discapacidad o diversidad funcional.
En caso de que seas estudiante o tengas el carnet joven, o bien jubilado, pensionista o mayor de 65 años, el precio será de 1,50 euros. Y para los adultos será de tres euros.
Como ves, el Jardín Botánico de Bertiz merece mucho la pena visitarlo y pasar un día entero entre plantas. Eso sí, es un lugar donde dicen que hace calor, pero también llueve mucho, así que no te olvides de un paraguas. ¿Te animarías a ir? ¿Por casualidad has estado en él?