Las margaritas son las flores más comunes que se encuentran en los campos, en los descampados, a ambos lados de la carretera,… en definitiva, en cualquier sitio. No necesitan mucho para crecer, sólo un poco de tierra, agua y sol, mucho sol para que sus flores puedan abrirse y mostrar su belleza para atraer a los insectos polinizadores.
Sin embargo, cuando una cosa es demasiado común tendemos a ignorarla, olvidando aquello que nos llamó la atención en su día. Por ello, me gustaría que vieras estas preciosas fotos de margaritas, mientras aprendes cosas sobre ellas. ¿Te apetece? 🙂
La margarita es una planta herbácea perenne que crece hasta alcanzar una altura máxima de 30 centímetros. Su nombre científico es Bellis perennis, y es nativa de Europa, y del Norte de África hasta Asia Central, aunque hoy en día se la encuentra en todas las regiones templadas y cálidas del mundo.
Sus flores son una auténtica maravilla, ya que lo que vemos como una única flor, en realidad es un compuesto de flores hembras que están en el centro, y de flores machos, que es por lo que se dice que la margarita es una planta compuesta. Las flores hembras no tienen pétalo alguno, pues su única función es la de producir frutos; en cambio, las flores macho tienen un único pétalo, que en las compuestas (ahora también llamadas asteráceas, ya que pertenecen a dicha familia, Asteraceae) se denomina lígulo.
Se trata de una planta comestible y además medicinal. Sus hojas se consumen en ensaladas, pero sus flores y sus raíces también pueden ser saboreadas. Son muchas las propiedades que tienen, por ejemplo: ayudan a cicatrizar las heridas, controlar la presión arterial, a depurar el organismo, a aliviar la tos, a recuperarnos más rápido de los resfriados, y también sirven como laxantes y digestivas.
Tener margaritas en el jardín es una genial idea, ya que es una forma natural de atraer a los insectos beneficios, los cuales pueden ayudarnos a polinizar las plantas que tengamos en el huerto.