Grosella blanca: cómo es este arbusto y qué cuidados necesita

Grosella blanca

Las grosellas es uno de los alimentos que encontramos a menudo en el supermercado. Pero, ¿has visto alguna vez una grosella blanca? ¿Sabes de qué arbusto salen? Si quieres conocer otro tipo de alimento más raro y aun así exquisito, presta atención a esto que te hemos preparado.

En el artículo vamos a hablarte de cómo es la grosella blanca y los cuidados que necesita en caso de que te hagas con una planta de este tipo. ¿Empezamos?

Cómo es la grosella blanca

Detalles del fruto en maduración

La grosella blanca, de nombre científico Ribes Rubrum, es un arbusto sin espinas. Se trata de una variedad de las especies de grosellas que se caracteriza por el nombre que lo define: blanco. Y es que las grosellas que echa no son rojas, sino blancas, casi transparentes, y bastante más grandes que las que puedas conocer comúnmente.

Este arbusto es de hoja caduca, lo que quiere decir que perderá las hojas en invierno y volverá a brotar en primavera. Además, no necesitan dos arbustos para fertilizarse, en realidad son autofértiles, es decir, que se polinizan por sí solas de tal forma que puedes tener los frutos aun cuando solo dispongas de una planta.

Las raíces de la grosella blanca no son demasiado profundas, por lo que no necesita de mucho espacio. Además, tampoco crece demasiado. La media de altura para este arbusto está aproximadamente en los dos metros.

En cuanto a las hojas, estas son verdes, grandes y con el borde dentado. Aunque lo que más llama la atención es el peculiar olor que dejan (de hecho si frotas un poco la hoja con tus dedos te dejará ese aroma a ti).

Tras la floración, que suele ocurrir en los meses de primavera, llegan los frutos, las grosellas blancas, comestibles aunque con un sabor agridulce que no gusta a todo el mundo. Aun así, muchos las consumen debido a las propiedades que tiene al ser una fuente de vitaminas, ácido ascórbico, tocoferol, pectina…

Cuidados de la grosella blanca

Características de este fruto de color blanco

Ahora que has conocido un poco más la grosella blanca, ¿qué tal si te hablamos de los cuidados que necesita esta planta? Que sepas que no es demasiado complicada de tener, sobre todo si tienes una guía con la base que debes seguir, pero sí debes adaptarla al clima, ambiente, temperatura… que tengas donde vives (o donde tienes la planta).

Dicho esto, los cuidados principales son los siguientes:

Ubicación y temperatura

Vamos a empezar colocando tu grosella blanca. Y, para ello, el mejor lugar donde estará es, o bien a pleno sol, o en semisombra. ¿De qué depende? De dónde vivas o tengas la planta. Te explicamos:

Si vives en una zona muy calurosa donde las temperaturas son elevadas y el sol quema, será mejor que la coloques en semisombra.

Si, por el contrario, el clima es más templado o fresco, mejor a pleno sol para que tenga la cantidad necesaria de luz.

Su hábitat natural es una zona fresca y húmeda, pero se pueden adaptar cuando hay algo de calor.

En cuanto a la temperatura, aguantan bien las heladas, así como el calor, si bien cuando este es bastante intenso puede hacer que se paren.

Sustrato

La grosella blanca no es una planta que exija mucho de la tierra. Mientras le proporciones un suelo algo ácido, con mucha materia orgánica y que mantenga la humedad, será suficiente.

Eso sí, no te olvides de añadirle también un poco de drenaje para que puedan respirar bien las raíces.

Riego

El riego sí que es uno de los cuidados más importantes, y es preciso que lo tengas en cuenta si quieres disfrutar de una buena fruta. Para empezar, debes saber que ha de ser abundante en primavera y verano, mientras que en otoño e invierno solo tendrás que mantenerle la tierra húmeda.

Si donde la tienes hace mucho calor, es posible que tengas que regarla a diario, mientras que en invierno puede que con una o dos veces a la semana sea suficiente.

Eso sí, te recomendamos que antes de regar revises si efectivamente le hace falta riego, ya que echarle cuando ya está húmeda puede acabar por enfermarla.

Poda

Cosecha de grosellas

La poda se lleva a cabo durante los meses de otoño e invierno. Para ello, tienes que eliminar aquellas ramas que estén secas, que entorpezcan que entre el aire en el arbusto y esté ventilado, así como las que se puedan ver enfermas.

Esto ayudará a que saque nuevas ramas en primavera, que además van a ser las que más grosellas te den.

Si el clima donde lo tienes es más bien frío, puedes esperarte entonces al inicio de la primavera para hacerlo, siempre antes de que empiecen a salir los primeros brotes. Además, te recomendamos que lo intentes tapar con alguna malla o algo. Y es que los pájaros son de los animales que más adoran las grosellas blancas y si quieres probarlas, tendrás que ponerles difíciles las cosas para comerte algunas que no estén picoteadas.

Plagas y enfermedades

En este caso, la enfermedad más habitual de la grosella blanca es la antracnosis, provocada por un hongo que hará que las hojas empiecen a tener manchas que van haciéndose más grandes y finalmente caen.

Multiplicación

Para terminar, te hablamos de que puedes propagar la grosella blanca de tres formas diferentes:

  • A través de esquejes. Estos los sacarás de la propia planta madre y después tendrás que conseguir que echen raíces para que puedas convertirse, por sí mismos, en una planta única.
  • Con hijuelos. Cuando la planta está bien cuidada es posible que, con el tiempo, te encuentres con que de la base de esta empiezan a salir nuevas plantitas unidas a la principal. Si dejas que crezcan lo suficiente y después las cortas, podrías reproducirlas fácilmente.
  • Por división. Esto se puede hacer cuando trasplantes la planta. El objetivo es intentar dividirla si es muy grande para que, en lugar de ponerla en una maceta, lo hagas en dos o más. Eso sí, a la hora de separarla debes asegurarte de que cada una tenga raíces.

Como ves, ahora sí puedes decir que conoces mucho más a fondo a la grosella blanca y que podrías incluso destinar una parte de tu jardín o balcón para tenerla. ¿Te ves cuidando esta planta?


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