Tener en casa un espacio para cultivar tus verduras y hortalizas favoritas es un pequeño lujo al que no deberías renunciar. Ahora bien, si sigues las redes sociales, te habrás dado cuenta de que los huertos bonitos parecen haberse puesto de moda.
Ya no se trata solo de cultivar con éxito ajos, pimientos, tomates, etc., sino que se busca que el resultado sea lo más estético posible. Convertir un sencillo huerto en un bonito jardín parece algo complicado, pero puedes lograrlo su juegas con los colores y dispones adecuadamente las plantas. ¡Vamos a verlo!
El origen de los huertos de diseño
Aunque los huertos bien diseñados y planificados parecen una tendencia de la actualidad, lo cierto es que no es así. Ya en la Edad Media los monjes de las abadías benedictinas disponían las hortalizas en formas geométricas y combinaban variedades de plantas para obtener como resultado final un huerto que más bien parecía un jardín.
Uno de los huertos más bonitos del mundo es el que se encuentra en los jardines de Villandry, en Francia. Este castillo ya era reconocido en el siglo XVI por sus jardines y sus huertos. En el siglo XIX el jardín original fue sustituido por un jardín inglés que resultaba más fácil de mantener, pero a principios del siglo XX la propiedad cambió de manos y se comenzó la restauración del jardín-huerto.
En la terraza más baja se encuentra el huerto, que ha llegado a ser la zona más popular de todo el jardín. Se compone de nueve cuadros iguales en tamaño, pero con diferentes patrones geométricos. En cada uno de ellos hay una variedad diferente de hortalizas que destacan por la combinación de colores. En total, hay más de 40 variedades de hortalizas plantadas, y su distribución conforma un enclave único que atrae cada año a miles de visitantes.
Huertos bonitos con colores complementarios
Si te gustan los colores, combinándolos bien puedes conseguir un resultado espectacular. Así, tu huerta dejará de ser un mero espacio de cultivo y pasará a ser un entorno natural del que te apetecerá disfrutar en todo momento.
Lo que te proponemos en este caso es alternar colores para crear un espacio atractivo y, a la vez, aprovechar las plantas extra que vamos a introducir en el huerto para hacer que este mejore su producción.
Son colores complementarios aquellos que están opuestos entre sí en la rueda de colores. Por ejemplo, el rojo y el verde o el azul y el naranja. Aunque parece que no tienen mucho en común, al ponerlos juntos podemos apreciar que la combinación es perfecta. Para conseguir un huerto bonito, lo que vamos a hacer es crear espacios en los que estos colores complementarios estén cerca unos de otros.
En caso de que en tu huerta tengas plantadas variedades verdes como la lechuga, la espinaca, o el brócoli, puedes aprovechar para plantar entre ellas unas amapolas. Su vibrante color rojo hará destacar todavía más el verde de tus cultivos. Además, las flores rojas atraen a los polinizadores, y esto conseguirá que tu huerto sea más productivo.
Una buena manera de conseguir estas combinaciones es, al diseñar el huerto, crear unos pequeños senderos que será donde coloquemos esas plantas que añaden un toque de color.
Huertos bonitos monocromáticos
Solemos pensar que un huerto bonito es, necesariamente, un espacio lleno de colores, pero no tiene que ser necesariamente así. Un espacio natural en el que predomine un único color puede resultar muy atractivo a la vista. De hecho, utilizar un mismo color para todas las plantas contribuye a crear una sensación de tranquilidad, a la vez que transmite un toque de elegancia.
Lo primero que tienes que hacer es elegir un color y, a continuación, buscar plantas del mismo que encajen bien en tu huerto. Eso sí, recuerda escoger variedades que no sean incompatibles entre sí. Está muy bien tener huertos bonitos, pero el objetivo final es conseguir cultivar hortalizas, legumbres y verduras.
Una buena forma de romper la monotonía en un huerto monocromático es jugar con las texturas y las alturas. Como es lógico, las plantas más altas deberían estar siempre en la zona de atrás. Esto no es solo más estético, sino que contribuye a que los cultivos más grandes no molesten a los más pequeños. También puedes probar con la disposición de diferentes variedades en macetas, jardineras o parterres que puedes distribuir a lo largo del perímetro del huerto.
Colores inusuales en el huerto
Otra forma de crear huertos bonitos es arriesgando. Escogiendo hortalizas y verduras de colores que se salen de lo habitual. El tomate es una buena idea para añadir al huerto colores que no son frecuentes, porque sus variedades van mucho más allá del color rojo. Hay tomates amarillos, morados, y hasta negros. Además, esto te permitirá disfrutar de sabores y texturas únicas en tus platos.
La berenjenas son otra alternativa. Al margen de las moradas, podemos encontrar variedades en tonos blancos, verdes, e incluso a rayas. Y no nos olvidamos de los pimientos, porque además de las variedades clásicas en rojo, verde y amarillo, también hay otras menos conocidas que tienen colores tan originales como el naranja, el morado y el chocolate.
A día de hoy, es difícil concebir los huertos bonitos sin las diferentes variedades de col rizada (kale). Aportan color con sus tonos que van del rojo intenso al morado, pero también textura. Además, el kale es el alimento de moda, ya que aporta una gran cantidad de nutrientes a nuestro organismo.
Experimentando con variedades poco comunes y de colores llamativos, puedes crear un huerto único y sorprendente. Un espacio en el que liberar tu creatividad y dejar aflorar tu pasión por la jardinería y los cultivos.
Sea cual sea la variedad cromática que escojas, recuerda que un huerto es algo más complejo que un jardín y requiere una planificación detallada. Además, tendrás que darle a cada planta los cuidados que necesite. Pero te aseguramos que el resultado merecerá la pena. Al final, tendrás huertos bonitos y productivos que despertarán tus sentidos a todos los niveles. ¿Ya has hecho algunas pruebas para mejorar la estética de tu huerto? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!