Inteligencia vegetal: todo lo que no sabes sobre la sensibilidad e inteligencia de las plantas

La inteligencia vegetal de las plantas

Las plantas son seres vivos a los que solemos considerar estáticos y pasivos. Sabemos que están ahí, pero como no interaccionan con nosotros, no les prestamos demasiado atención. Sin embargo, cada vez más investigaciones hablan de una interesante dimensión de estos seres vivos: la inteligencia vegetal.

Sí, aunque resulte difícil creerlo, las plantas poseen unos complejos sistemas que les permiten comunicarse entre sí. También tienen memoria y desarrollan respuestas adaptativas.

El lenguaje silencioso de las plantas

El método comunicativo de las plantas.

Mira las plantas que tienes en casa, ¿notas algo? Seguramente no, pero a tu alrededor se está produciendo una conversación de la que no eres consciente. Es lo que se conoce como comunicación química o lenguaje silencioso, y es una de las manifestaciones más importantes de la inteligencia vegetal.

Las plantas son capaces de liberar diferentes sustancias químicas como reacción ante ciertas situaciones. Estas moléculas se expanden y son recibidas por otras plantas, que quedan así informadas sobre lo que está ocurriendo.

De esta forma, si una planta está siendo atacada por un patógeno, los compuestos químicos que libera advierten a sus compañeras más cercanas de lo que sucede, de forma que estas pueden tomar medidas para protegerse.

Las plantas se comunican de una forma totalmente diferente a cómo lo hacen otros seres vivos y, tal y como se desprende del ejemplo, su sistema de comunicación se basa en algo muy sencillo y absolutamente necesario para la supervivencia: avisar de que existe algún tipo de peligro.

Esto es algo que sabemos hace muchos años, pero de un tiempo a esta parte hemos descubierto que las interacciones entre plantas son mucho más complejas de lo que creíamos. Porque estas son capaces de enviar sus mensajes a larga distancia. Pueden hacerlo a través del aire liberando sustancias químicas, pero también a través de sus raíces.

Memoria y aprendizaje en la inteligencia vegetal

Cómo funciona la inteligencia vegetal.

A diferencia de los animales, las plantas no tienen un sistema nervioso central y, sin embargo, sus sistemas de memoria y de aprendizaje son muy complejos.

Se trata de mecanismos que permiten a las plantas adaptar sus respuestas en base a experiencias pasadas. Esto las hace más fuertes e incrementa su capacidad de supervivencia, tal y como vamos a ver a continuación.

Adaptación al estrés ambiental

Si exponemos una planta a altas temperaturas o a una ausencia total de riesgo, observamos que esta es capaz de desarrollar una serie de respuestas adaptativas para mitigar el impacto de esos factores de estrés.

Piensa en las suculentas. Son plantas normalmente compactas pero, si no reciben suficiente luz, pueden alargar sus tallos para captar más sol. Esto es lo que se conoce como etiolación, y es una muestra de esa capacidad de adaptación al estrés ambiental.

Priming o memoria estresante

El priming es un fenómeno de memoria estresante. Si la planta está sometida a condiciones en las que lo está pasando mal, en ella se producen cambios moleculares y bioquímicos que le permitirán afrontar mejor situaciones similares en el futuro.

Es decir, la planta no solo sobrevive al estrés actual, sino que se hace más resistente y podrá soportar nuevos episodios futuros de estrés.

Respuestas de defensa mejoradas

La inteligencia vegetal impulsa a las plantas a luchar por su supervivencia. A medida que estas son capaces de responder a las amenazas del entorno y al estrés ambiental, se vuelven mucho más resistentes.

Por ejemplo, si una planta ha sido atacada por un herbívoro, en el futuro será capaz de desplegar mucho antes sus herramientas de defensa.

Sensibilidad al entorno: adaptación y respuesta

La inteligencia emocional se manifiesta también a través de la especial sensibilidad que tienen las plantas ante los cambios que se producen en su entorno, generando una respuesta eficiente.

Cuando cambias una maceta de sitio, es normal que durante unos días la planta tenga un aspecto algo más mustio. Pero, pasado poco tiempo, empieza a recuperar su aspecto saludable. Este es un claro ejemplo de que la planta es sensible al entorno y le afectan los cambios, pero es capaz de adaptarse.

La sensibilidad es la impulsora de las respuestas ante los estímulos ambientales, permitiendo a las plantas ajustar tanto su fisiología como su morfología para hacer frente a desafíos concretos.

Vamos a ver algunas manifestaciones de este fenómeno:

Así se manifiesta el fenómeno de la inteligencia vegetal.

  • Fototropismo y gravitropismo. Las plantas tiene respuestas direccionales tanto hacia la luz como hacia la gravedad. El fototropismo las impulsa a crecer hacia la fuente de luz, mientras que el gravitropismo regula el crecimiento en respuesta a la gravedad, haciendo que las raíces se desarrollen hacia abajo.
  • Hidrotropismo. Es una respuesta direccional al agua que hace que, de forma natural, las raíces de las plantas crezcan en dirección al lugar en el que saben que pueden obtener agua y nutrientes.
  • Termotropismo. Se encarga de regular la respuesta de las plantas frente a los cambios de temperatura, ajustando el crecimiento en función de las condiciones térmicas. Por ello, la mayoría de las plantas pasan el invierno en fase de latencia, con un crecimiento mínimo o incluso nulo.
  • Cierre y apertura de estomas. Las estomas son pequeños poros ubicados en las hojas. A través de ellos las plantas controlan el intercambio de gases como el oxígeno y el dióxido de carbono y la pérdida de agua mediante la transpiración. Aunque no seamos conscientes de ello, las plantas controlan los estomas y así tienen control sobre estos procesos.
  • Respuesta frente al estrés abiótico. Condiciones como la sequía, la salinidad, las altas temperaturas o las horas de luz recibidas, generan un estrés abiótico que impulsa a las plantas a acumular compuestos protectores. Esto es algo que puede modificar desde la estructura de sus raíces hasta el crecimiento de los tallos o el color de las hojas.

El estudio de la inteligencia vegetal es un campo apasionante que nos está permitiendo conocer mucho más sobre las plantas con las que compartimos nuestra vida. Y nos ayuda a darnos cuenta de que estos seres vivos, aparentemente estáticos, interaccionan mucho más con el entorno de lo que solemos creer. Sin duda, este es un campo en el que nos queda mucho por aprender.


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