
Lechuga germinada en semillero casero
La lechuga es una planta idónea para cultivar en maceta. Su crecimiento es muy rápido y, como lo que se come son sus hojas, no su fruto, es fácil disfrutar de ellas en pocas semanas desde la siembra.
Esta planta, fuente de vitamina A y B, es muy apreciada en la cultura mediterránea desde la antigüedad. Aunque es originaria de la India, la cultivaron egipcios, griegos y romanos, que apreciaban tanto sus hojas como el aceite de sus semillas. En la mitología de estas civilizaciones, se asocia la lechuga al sexo y forma parte de importantes disputas entre los dioses.
Existen diferentes variedades y se pueden cultivar todas en maceta. La romana es la más conocida y consumida, con sus grandes hojas en torno a un cogollo central; la trocadero; la iceberg, que forma un cogollo muy apretado y redondo; la maravilla, muy buena para el cultivo en maceta; y la hoja de roble, de sabor algo más amargo. Si deseas conocer más sobre la variedad más popular, puedes leer acerca de la lechuga romana.
Un clima templado (15-18º) es idóneo para ellas, pero se adaptan muy bien a condiciones más agresivas. Con temperaturas elevadas (+25º) se «espiga» prematuramente, es decir, se eleva sobre el tallo y florece.
Como no necesita tanto sol como otras hortalizas, la ubicaremos en una zona con horas de sombra, así las áreas más soleadas pueden disfrutarlas otras plantas como berenjenas o pepinos. Si quieres saber qué otras verduras son adecuadas para cultivar en espacios reducidos, consulta nuestro artículo sobre verduras que crecen en maceta.
Respecto al riego, no precisa gran cantidad de agua, aunque en verano puede necesitar riego diario. Basta con comprobar la humedad de la tierra. Sus problemas más comunes son el espigado prematuro, el pulgón y la mosca blanca.
Es muy fácil sembrarla en vasitos de yogur, con el fondo agujereado, a 5 mm de profundidad. Utilizaremos una tierra para semillas, que no es más que un sustrato bajo en abono para que no queme las pequeñas raíces. Pondremos varias semillas para conservar sólo la que mejor se desarrolle. Las otras, si han brotado, las arrancamos para dejar que la seleccionada crezca fuerte.
Será cuando tenga unas 6 hojas cuando la trasplantemos a una maceta de unos 11 litros, con sustrato universal. Conforme la lechuga crezca, iremos cortándole las hojas, disfrutando así de unas ensaladas con verdaderas hojas frescas y crujientes de nuestro propio macetohuerto. Una vez cortadas todas sus hojas, se puede cortar el tallo a unos 3 cm de su base y todavía rebrotará dándonos unas hojas más. Si necesitas más consejos sobre cómo cuidar tus cultivos, visita este enlace sobre consejos para tener una huerta en macetas.
Si deseas experimentar con otros cultivos similares, podrías considerar el cultivo de canónigos en maceta, que ofrecen una excelente alternativa a la lechuga tradicional.
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Gracias a ti por seguirnos, Salvaportillo. Me encanta que os resulte interesante. Es nuestro objetivo. ¡Un abrazo!
Gracias a ti por seguirnos, salvaportillo. Me encanta que os resulte interesante, es nuestro objetivo. Sigue leyéndonos, sacaremos más temas sobre cultivos. Te avanzo el de mañana: cómo estimular el crecimiento de los plantones de forma sencilla y ecológica. Espero que te guste. ¡Un abrazo!