Los olivos, si bien se caracterizan por ser unos de los árboles frutales más resistentes, la realidad es que ellos también pueden verse afectados por una serie de microorganismos los cuales son capaces de acabar con su vida. Uno de los más peligrosos es el hongo Spilocaea oleagina, que causa el repilo.
El repilo es, para muchos, un serio problema, ya que además de afectar a las hojas también puede echar a perder las aceitunas. Pero, ¿cómo se trata?
Síntomas y daños del repilo
El Spilocaea oleagina, al igual que a todos los hongos, le favorece el ambiente húmedo y cálido. Pero eso no significa que podamos bajar la guardia en invierno: es capaz de sobrevivir con una temperatura de 8ºC, de modo que se puede propagar durante todo el año, especialmente en temporada de lluvias.
Una vez que el micelio del hongo se posa en las hojas, penetra dentro de la epidermis y comienza a crecer y a multiplicarse. Al cabo de un tiempo, se forman manchas circulares o anillos cloróticos en el haz de las hojas. A medida que la enfermedad avanza, la hoja termina perdiendo clorofila, amarillea y muere.
Tratamiento y prevención
El tratamiento consiste en aplicar fungicidas como oxicloruro de cobre, sulfato de cobre, Difenoconazol o Dodina. Es muy importante leer la etiqueta del producto y seguir sus indicaciones. Además, es obligatorio el uso de guantes -preferiblemente de goma- para evitar problemas.
Afortunadamente, podemos hacer varias cosas para prevenir esta enfermedad:
- Podar la copa: es conveniente que ésta tenga una buena aireación para que el hongo no pueda hacer nada.
- Tratamientos con fungicidas como preventivos: a lo largo del año, se deben de hacer tratamientos preventivos con fungicidas que lleven cobre.
- Regar y abonar: un olivo bien cuidado tendrá menos probabilidades de enfermar. Más información aquí.
- Plantar variedades de olivos resistentes: como Frantoio, Farga, Arbosana, Korneiki, Manzanilla de Hellín, Villalonga o Lechín de Sevilla.
Espero que este artículo te haya sido de utilidad.