Imagen – Flickr/Mauricio Mercadante
El agave es una planta que solo florece una vez a lo largo de su vida. Después de hacerlo, se muere. Esto es así porque se trata de una planta monocárpica, como los Aeonium, las Puya, las bromelias y muchas, muchas otras. Pero dentro de lo malo, lo que podría considerarse bueno es que lo normal es que tarden bastante en producir sus flores.
Así, podemos tener un agave durante diez años o algo más, todo dependerá de la especie y de su ritmo de crecimiento, embelleciendo el jardín hasta que finalmente le llega el momento de florecer. Pero, ¿cómo es la flor del agave?
Características de la flor del agave
Imagen – Wikimedia/Eug
Cuando hablamos de flor en el lenguaje popular o común hacemos referencia a lo que en realidad es una inflorescencia. Esta está compuesta por un escapo o tallo floral es mucho más alto que lo que es la planta en sí; de hecho, puede medir unos 10-12 metros. Además, es relativamente grueso, llegando a alcanzar unos cinco o seis centímetros en su base (a mayor altura, más delgado es).
Pero lo que son las flores, empiezan a brotar hacia la mitad de ese tallo, y lo hacen en forma de panícula abierta. De hecho, en algunos casos casi podrían recordarnos a la distribución que tienen las ramas de algunas coníferas, como la Araucaria araucana; en otros, en cambio, parecen más colas de zorro. Cada flor mide un máximo de diez centímetros, y es de color amarillento. Un dato interesante sobre ellas es que el animal que las poliniza en su lugar de origen es el murciélago; en cambio, en otras regiones, son los insectos polinizadores como las abejas los que se encargan de esto.
Ahora bien, independientemente de dónde esté creciendo, el fruto es el mismo en todas las especies de agave. A saber: son cápsulas trigonas que miden unos 5 a 8 centímetros y que contienen semillas pequeñas.
¿Qué pasa después de la floración?
Tras florecer, los agaves se mueren, pero no sin antes producir muchos hijuelos. Y es que, como decíamos antes, producen frutos con semillas, estas tienen un periodo de viabilidad muy corto (es decir, que pueden germinar solo durante un periodo de tiempo breve). Si durante ese tiempo no se dan las condiciones adecuadas para que puedan hacerlo, o sea, si no llueve un poco y las temperaturas son suaves, no brotarán.
Por este motivo, los agaves han evolucionado para producir hijuelos, pues es una forma mucho más segura y efectiva de dejar descendencia. Y es que un hijuelo que ya ha crecido un poco, como tiene sus propias raíces ya, tendrá más posibilidades de seguir adelante que una semilla.
A la hora de cultivar estas plantas, también se prioriza la separación de estos retoños para multiplicar el agave, puesto que aunque se tengan a las semillas en las mejores condiciones, no siempre se obtienen los resultados que se esperan. Pero por supuesto, a veces sí vale la pena sembrarlas, sobre todo si se han obtenido mediante el cruce de dos especies de agaves distintas para conseguir híbridos.
¿Se puede cortar la flor del agave para evitar que se muera?
Por poder, se puede, pero sería ir en contra de la naturaleza de la planta. Y de todas formas, volvería a florecer. No recomiendo cortar nada, a menos que esté completamente seco porque ya no le sirve.
Si no te gusta tener una planta que después de florecer una vez se muera, es preferible que optes por plantar otra que produzca flores todos los años sin que eso le acorte la vida.
¿Cuándo tarda en florecer el agave?
Imagen – Flickr/Lino M
Los agaves florecerán en algún momento entre los 10 y los 35 años de edad, y lo harán entre la primavera y el verano. Ahora bien, esta floración se puede retrasar un poco si la planta se mantiene en una maceta durante demasiado tiempo, o si el clima es fresco.
De todas formas, para mantenerlos con un buen estado de salud lo mejor es plantarlos en el suelo lo antes posible, ya que así podrán crecer a un ritmo normal.
¿Qué te ha parecido la flor del agave?