La Silene alba, también conocida como Compagnon blanco, Silene latifolia subsp. alba o Silene de los prados, es una planta perenne o bienal perteneciente a la familia de las Caryophyllaceae, ampliamente apreciada tanto por su belleza en floración como por su resistencia y fácil mantenimiento en todo tipo de jardines y bordes de caminos. Su cultivo, cuidados y características la convierten en una elección ideal para quienes buscan plantas robustas, de larga vida y con un valor tanto ornamental como ecológico y culinario.
Características botánicas y origen de la Silene alba
Silene alba es una especie de crecimiento rápido que puede alcanzar entre 70 cm y 1 m de altura, con un porte erguido y elegante. Originaria de Europa y Asia, se ha naturalizado en diversas regiones del mundo y se encuentra habitualmente en márgenes de caminos, prados, terrenos baldíos y suelos calcáreos, aunque también tolera suelos más secos o húmedos.
Esta planta desarrolla un sistema radicular profundo, con raíces que pueden llegar hasta 1 metro, lo que le permite soportar periodos de sequía una vez establecida. Los tallos son erectos, algo vellosos y robustos, cubiertos de hojas ovaladas a lanceoladas, ligeramente gomosas y de color verde azulado. Las hojas más próximas a la base pueden alcanzar hasta 12 cm de longitud, mientras que las superiores son ligeramente más pequeñas y alargadas.
Una de las principales señas de identidad de la Silene alba es su floración masiva y prolongada: se inicia en primavera y puede continuar hasta el verano, dependiendo del clima. Las flores, agrupadas en inflorescencias terminales, presentan cinco pétalos blancos –a veces con tonos rosados– y un cáliz tubular hinchado, que es especialmente llamativo y constituye una de las características distintivas de este género. La floración suele ser nocturna; durante la noche, las flores se abren y desprenden un aroma intenso y dulce que atrae principalmente a las mariposas nocturnas y otros polinizadores.
La Silene alba es una planta dioica, lo que significa que existen ejemplares masculinos y femeninos. Las flores masculinas tienen un cáliz más estrecho, mientras que las femeninas presentan el característico cáliz hinchado. Tras la polinización, la planta desarrolla una cápsula de hasta 1,4 cm de largo, que permanece protegida por el cáliz persistente hasta su maduración.
Los nombres comunes y científicos de la Silene alba también incluyen sinónimos como Lychnis alba, Melandrium album, Silene pratensis y otros, que reflejan la gran variabilidad y adaptación de esta especie en diferentes regiones y hábitats.
Hábitat, distribución y especies relacionadas
La Silene alba y el género Silene cuentan con más de 700 especies distribuidas por todo el mundo, con cerca de 300 presentes en Europa. Junto a la Silene alba, destacan:
- Silene vulgaris: conocida como colleja, famosa por su uso culinario y flor blanca globosa.
- Silene dioica: caracterizada por sus llamativas flores rosadas o rojas y su preferencia por zonas húmedas, como las márgenes de ríos.
- Silene acaulis: especie alpina que forma cojines densos de pequeñas flores rosadas o blancas, ideal para jardines de rocalla.
- Silene uniflora: adaptada a zonas costeras, muy resistente al viento y la salinidad del aire.
- Silene regia: especie americana con espectaculares flores rojas, excelente para contrastes de color en jardines mixtos.
La distribución de la Silene alba abarca desde zonas bajas hasta cotas montañosas superiores a los 1400 metros, mostrando una excepcional capacidad de adaptación en hábitats muy variados: desde praderas y setos, hasta bordes de caminos, terrenos baldíos y suelos tanto calcáreos como algo ácidos o rocosos.
El nombre «Silene» proviene de la mitología griega, pues Sileno era el preceptor del dios Dionisio, representado con un vientre abultado que recuerda al cáliz hinchado de estas flores. Algunas especies también presentan cierta viscosidad en los tallos, lo que podría relacionarse con la raíz griega «síalon», que significa saliva.
Cultivo y cuidados de la Silene alba
El cultivo de la Silene alba es sencillo y apto para jardineros principiantes. Aunque sobresale en macizos de jardines naturalizados, praderas silvestres y borduras, también puede cultivarse en macetas siempre que se garantice un buen drenaje.
Requisitos de suelo y drenaje
La clave del éxito en el cultivo de esta planta es proporcionarle un suelo bien drenado. Tolera sustratos pobres, arenosos o levemente calcáreos, pero sufre si sus raíces permanecen encharcadas. Si tu suelo es pesado o arcilloso, mejora el drenaje añadiendo arena, gravilla o perlita. Un pH neutro o ligeramente alcalino es ideal, aunque la planta se adapta a condiciones algo más ácidas.
Ubicación y exposición solar
La Silene alba prospera en ubicaciones soleadas, donde recibe al menos seis horas diarias de luz directa, lo que maximiza su floración y aroma nocturno. También puede crecer en semisombra, aunque su floración será menos abundante. En climas muy cálidos, conviene protegerla del sol intenso de mediodía para evitar quemaduras en las hojas.
Riego y resistencia a la sequía
Una vez establecida, la Silene alba es muy tolerante a la sequía gracias a la profundidad de su sistema radicular. Durante la fase de crecimiento y floración, riégala de forma moderada, dejando que la capa superficial del suelo se seque entre riegos para prevenir enfermedades fúngicas. En verano, puede soportar periodos de escasez hídrica, pero se agradece un riego suplementario en olas de calor extremas.
Temperatura y resistencia a heladas
Se trata de una planta muy resistente al frío, capaz de soportar heladas e incluso temperaturas bajo cero. Esto la hace perfecta para zonas con inviernos rigurosos o con oscilaciones térmicas marcadas. Durante el otoño, la vegetación aérea suele secarse, rebrotando con vigor en la siguiente primavera.
Abonado y mantenimiento
La Silene alba no es exigente en cuanto a fertilización. Un abonado ligero con compost orgánico al inicio de la primavera es suficiente para potenciar la floración. No requiere podas más allá de la retirada de partes secas o dañadas. Eliminar las flores marchitas puede prolongar la floración y mantener la planta más ordenada.
Asociación con otras plantas
Su aspecto campestre y bucólico combina a la perfección con gramíneas ornamentales, perovskias, ásteres, equináceas, cardos, girasoles vivaces como el Helianthus salicifolius y otras especies autóctonas de praderas silvestres. Así se crea un entorno florido, resistente y de bajo mantenimiento en jardines naturalizados o de inspiración inglesa.
Reproducción y multiplicación
La Silene alba se multiplica fácilmente por semilla. El mejor periodo para sembrarlas es al inicio de la primavera, cuando las temperaturas se suavizan y el riesgo de heladas ha pasado. La siembra puede hacerse directamente en tierra o en semilleros para después trasplantar las plántulas bien desarrolladas. También es posible plantar esquejes basales en primavera, aunque la tasa de éxito es menor que la obtenida por semillas.
Si deseas una pradera autóctona, deja que las cápsulas maduras liberen las semillas de forma natural para que la planta se auto-siembre y colonice el terreno de manera espontánea. También es válida la siembra en otoño en climas suaves, evitando siempre las heladas tempranas.
Plagas y enfermedades más comunes
La Silene alba es una planta generalmente resistente a las plagas, pero como en todas las especies de jardín se deben vigilar algunos problemas:
- Pulgones: pueden aparecer en brotes jóvenes y botones florales. Se controlan fácilmente con jabón potásico o insecticidas caseros suaves.
- Minadores de hoja: menos frecuentes, pero pueden causar galerías en las hojas.
- Caracoles y babosas: atraídos por la frescura de los brotes tiernos, especialmente en primavera húmeda.
- Hongos: el exceso de riego o el estancamiento de agua pueden favorecer la aparición de oídio, mildiu u otras enfermedades fúngicas. La prevención pasa por asegurar un buen drenaje y evitar encharcamientos.
El uso de técnicas ecológicas como insecticidas caseros, trampas para babosas o la promoción de fauna auxiliar (mariquitas, aves) ayudan a mantener las plagas bajo control sin dañar el ecosistema del jardín.
Usos ornamentales, ecológicos y en la cocina
Ornamentalmente, la Silene alba destaca por su floración llamativa y aromática, ideal para praderas naturalizadas, mezclas de borduras o macizos de inspiración silvestre. Su capacidad para atraer polinizadores, especialmente mariposas nocturnas, la convierte en una aliada para la biodiversidad del jardín.
En cuanto a usos culinarios, tanto las hojas y flores jóvenes son comestibles –poseen un sabor ligeramente dulce y suave– y pueden emplearse en ensaladas, sopas y gratinados. Es importante remarcar que, conforme la planta madura, aumenta su contenido en saponinas, lo que puede volver las partes verdes amargas y potencialmente tóxicas si se consumen en exceso. Por ello, sólo se recomienda el consumo de brotes tiernos y en cantidades moderadas.
Curiosidad botánica: otras especies de Silene, como la Silene undulata, han sido utilizadas tradicionalmente en tribus africanas como agente onírico, potenciando vivencias oníricas vívidas cuando se consume en preparaciones tradicionales.
El género Silene es altamente apreciado por su valor ecológico. Muchas orugas de mariposas (y otros insectos beneficiosos) se alimentan de sus tallos y hojas. Además, al abrir sus flores al anochecer, la Silene alba contribuye a la alimentación de polinizadores nocturnos esenciales, como esfíngidos y otras polillas, que de otro modo tendrían menos fuentes de néctar por la noche.
Algunas especies de Silene, como la Silene stenophylla, han protagonizado notables estudios científicos de longevidad vegetal al germinar tras permanecer miles de años como semilla en el permafrost siberiano, lo que demuestra la extraordinaria resistencia y adaptabilidad del género.
Momento idóneo para sembrar Silene alba
La siembra debe realizarse preferentemente en primavera para asegurar que las semillas germinen con éxito, aprovechando temperaturas suaves y un bajo riesgo de heladas. En climas templados, también es posible realizar la siembra en otoño, siempre que se eviten periodos de frío intenso que puedan dañar las plántulas jóvenes.
La germinación es rápida y las plantas jóvenes se desarrollan con vigor. Una vez arraigadas, puedes trasplantarlas a su ubicación definitiva en el jardín o en una maceta amplia, manteniendo una distancia de unos 25 a 30 cm entre ejemplares para favorecer su crecimiento y aireación.
Principales tipos y variedades del género Silene
- Silene vulgaris (colleja): muy apreciada en la cocina tradicional mediterránea, con cálices hinchados y flores blancas.
- Silene dioica: flores de color rosa intenso a rojo, prefiere ambientes húmedos y sombreados.
- Silene acaulis: cubierta de flores rosadas o blancas, forma cojines compactos en zonas rocosas o alpinas.
- Silene uniflora: resistente a salinidad, perfecta para jardines costeros.
- Silene regia: originaria de América, con floración roja brillante.
Cada una de estas especies aporta valor ornamental y ecológico, permitiendo elegir la que mejor se adapte al clima, tipo de suelo y necesidades de tu jardín.
La Silene alba, con su espectacular floración nocturna, su resistencia a la intemperie y su facilidad de cultivo, es una de las especies más versátiles y agradecidas para jardines, macizos florales, praderas autóctonas o incluso como planta de maceta. Su aroma nocturno embriaga el entorno y su valor ecológico es insustituible para el equilibrio de la fauna del jardín. Además, el atractivo de sus brotes jóvenes en la cocina tradicional añade un valor extra a esta maravillosa planta. Con unos cuidados mínimos y las recomendaciones aquí detalladas, disfrutarás de la belleza y beneficios de la Silene alba durante años.

