¿El agave es un cactus?

Los agaves no son cactus

Hay mucha confusión aún sobre qué son los cactus, las crasas y las suculentas. Y cuando pensamos en aquellas plantas que pinchan, como los agaves, solemos clasificarlos enseguida como »cactus».  Y el hecho de que, además, en los viveros y tiendas de jardinería los tengan con estos últimos, no ayuda mucho.

Y es que, ¿cuántas personas creen que los agaves son cactus? No lo sabemos, pero sí que me atrevería a decir que son muchas. Por este motivo, voy a hablar sobre ello.

¿Los agaves están emparentados con los cactus?

Los agaves pueden tener espinas

Imagen – Flickr/Teresa Grau Ros

La respuesta es no. Sí que comparten hábitat con muchos de ellos, pero más allá de eso, no tienen prácticamente nada en común. Son dos tipos de plantas totalmente diferentes, que han desarrollado estrategias de adaptación y de supervivencia también distintas, únicas. Es por eso por lo que es erróneo decir que sí son cactus solo por el hecho de que la mayoría de especies tengan espinas.

Es más, ni siquiera las espinas deberían ser una característica en la que fijarse para saber si una planta es un cactus o no, porque no todos los cactus las tienen, como es el caso por ejemplo del Astrophytum asterias. Y para complicar aún más la cosa, hay crasas que sí tienen, como la Euphorbia grandicornis.

¿En qué se diferencian los cactus de los agaves?

Principalmente en una cosa: los cactus tienen areolas, los agaves no. Las areolas son aquellas pequeñas protuberancias por las que brotan las espinas (si las tienen) y las flores. Si nos fijamos, las espinas de los agaves parecen »soldadas» a las hojas, tanto de la punta como de los bordes si es que tienen también en estos; no brotan de una areola, sino del mismo limbo que forma la hoja. Pero esta no es la única diferencia, hay otras como son:

  • Los cactus no tienen hojas convencionales (salvo las Pereskia); la gran mayoría de agaves »solo» tienen hojas (aparte de raíces, claro está; y alguno que otro desarrolla un tallo que le permite crecer más en altura, como el Agave sisalana).
  • Los agaves florecen una sola vez en su vida y después mueren; los cactus en cambio en cuanto lo hacen un año, ya sabemos que lo van a seguir haciendo hasta que se mueran.
  • Siguiendo con el tema de la floración, los agaves desarrollan un tallo floral muy, muy largo (de varios metros) con muchas flores, las cuales terminan produciendo frutos con semillas. Las flores de los cactus son mucho más pequeñas, y no brotan de un tallo, sino de la misma planta.
  • Los agaves producen vástagos durante la floración y/o poco después; los cactus que tienen retoños los van teniendo a lo largo de su vida, y no solo durante un periodo de tiempo concreto.

Y aunque no tengo pruebas, por propia experiencia cultivando tanto agaves como cactus, te diría que los agaves resisten mucho mejor la sequía que los cactus. Donde vivo, en Mallorca, puede haber 38ºC de máxima y 22ºC o más de mínima en verano, y además durante esa estación lo normal es que no llueva nada.

Pues bien, si dejas sin regar un cactus, es muy probable que termine pasándolo peor que el agave. Aunque como digo no tengo pruebas, el solo hecho de ver agaves asilvestrados por el campo y no cactus, ya nos puede hacer sospechar que ellos pueden soportar mejor la sequía. Por eso, los recomiendo más que a los cactus si quieres tener un jardín sin riego o de bajo mantenimiento.

¿Son suculentas los agaves?

Son muchas las crasas que crecen en el suelo

Antes de responderte a esta pregunta, déjame que te explique antes algo que es importante:

  • Los cactus son plantas que tienen areolas en sus cuerpos, que es por donde brotan las flores y a veces las espinas.
  • Las crasas no tienen areolas, por lo que todo su cuerpo es, vamos a decir, liso cuando lo tocas. No notas ninguna protuberancia extraña.
  • Las suculentas son todas aquellas plantas que usan su cuerpo, o alguna parte de él, como si de una reserva de agua se tratara, como los cactus y las crasas.

Partiendo de esta base, los agaves son plantas herbáceas que, por lo general, son suculentas, ya que suelen tener hojas gruesas y carnosas (salvo contadas excepciones, como el Agave attenuata que las tiene más delgadas). Y es esto, el grosor del follaje, lo que nos indica si es muy resistente a la sequía, o poco resistente. Por ejemplo, el Agave attenuata lo pasa mal si pasa mucho tiempo sin recibir una sola gota de agua; en cambio, el Agave victoria-reginae aguanta mejor la sed.

Así pues, a la hora de cuidarlo tendremos que procurar regarlos solo cuando sea necesario (es decir, cuando la tierra se haya secado), y plantarlos en un lugar soleado para que crezcan bien, sin problemas. Así podremos disfrutar de su belleza durante varios años.


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